El proyecto “Atlas de Infraestructura y Patrimonio Cultural de las Américas: Perú” en el año 2011 ha registrado en todo el Perú un total de 55 espacios de actividad formal, permanente y con énfasis en la expresión teatral. El 60% de estos espacios se concentran en el departamento de Lima (33 teatros/auditorios). Los otros departamentos con mayor actividad serían: Arequipa y Puno, cada uno con 5 espacios teatrales y el departamento de Cusco con 4. Luego siguen los departamentos de La Libertad y Madre de Dios, cada uno con 2 espacios teatrales. En el caso de Ancash, Ayacucho, Lambayeque y Piura cuentan respectivamente con solo 1 espacio registrado en el presente Atlas de Infraestructura Cultural.
El resto de departamentos no cuenta con infraestructura formal para el desarrollo del teatro, a cambio, se desarrolla en espacios alternativos como auditorios de uso múltiple, pequeñas salas, anfiteatros, pero no necesariamente cuentan con equipamiento o infraestructura con exclusividad para el desarrollo de las artes de la representación teatral, o no cumplen con una programación constante.
Es sabido que el espectáculo marca las necesidades y las características del espacio, por tanto, la presencia de nuevas apuestas, conviviendo con las tradicionales expresiones de representación desde nuestra diversidad cultural, obligan a considerar todos los espacios interculturales para el desarrollo de las artes escénicas representativas en el Perú. Pero antes queda en agenda un riguroso análisis de las posibilidades, oportunidades y problemas particulares que presenta cada región para desarrollar sus políticas culturales locales.
Es necesario reconocer el valor de las iniciativas que buscan generar espacios formales de desarrollo teatral. En la actualidad la mayoría de grupos que quieren profesionalizar su trabajo deben alquilar salas y auditorios, que en recursos financieros implica alrededor de un 30 % de la taquilla, si a ello sumamos los pagos por lo que podría denominarse “levantamiento del telón”, 20%, y le agregamos los costos directos e indirectos (producción, mantenimiento, elenco, derechos, costos de difusión y promoción, etc.) de la puesta en escena 30%, tenemos en conclusión que el grupo se arriesga incluso a no recuperar la inversión de sus propios recursos económicos y humanos. Penosa es la situación cuando los espacios teatrales o auditorios son alquilados para otros fines comerciales de mayor demanda, dejando sin espacios y con un reducido tiempo de cartelera a la obra, que obviamente necesita de un tiempo prudente para estrechar una verdadera vinculación con el público. Es importante mencionar el hecho conocido de la invisibilización de las apuestas teatrales que no forman parte del circuito de espectáculos comerciales de los medios de comunicación. Sin el decidido apoyo de toda la sociedad, nuestro teatro nacional agoniza, las iniciativas personales y de grupo son desalentadas y entramos a un círculo vicioso donde hasta los contenidos y la naturaleza misma del bello arte de la representación teatral se distorsionan completamente. Queda en agenda generar una política creativa de desarrollo del teatro peruano.
Para conocer algo más sobre el desarrollo de los espacios culturales para el teatro siga los siguientes enlaces: