“Machu Picchu Iluminado e Impromptus”: Entrevista al artista plástico Palbiro
Multidisciplinario, autodidacta y peruano. Pablo Ribeiro Lora, mejor conocido como Palbiro, es un artista plástico quien, después de estudiar psicología, decidió dedicarse al canto. Ingresó como tenor al Coro Nacional del Instituto Nacional de Cultura, y paralelamente completó sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música, siendo después becado, por dos años, en Buenos Aires (Argentina).
Al cumplir los 60 años, decidió vivir en la selva peruana de Moyobamba para dedicarse, por completo, a las artes: plásticas, musicales y literarias. Dibujante y pintor autodidacta, desarrolló espontáneamente una temática mística y naif, o neo figurativa con influencia amazónica.
A propósito de su muestra “Machu Picchu, Iluminado e Impromptus”, donde expone 20 oleos de formato grande de Machu Picchu y 12 acrílicos de la serie más personal, Palbiro nos brindó una entrevista para Infoartes:
¿Cuál fue la motivación por la cual realizó esta exposición?
En general, ha sido por agradecimiento al santuario, porque ha sido importante en mi vida. Hace unos 30 años lo visité y me impactó tanto que sentí necesario agradecer a través de mis obras. Gracias a la contemplación y a las fotografías que capturé, durante unas 15 veces, que visité este recinto inca, logré plasmar esa sensación en óleo.
Claro es un lugar que, por lo general, uno podría pensar que cuando lo vuelves a visitar ya no te va a sorprender, pero para usted, cada visita era una experiencia distinta.
Para todo el mundo. Como no es algo religioso, sino es un lugar abierto a la existencia, un palacio natural que no tiene que ver con creencias, entonces te puedes encontrar a ti mismo en la nada, en el todo, te sientes tan bien que tienes que dar tu cuota de agradecimiento. Yo no sabía que era el primero en agradecer de esta forma.
¿Cuál fue el proceso que utilizó para plasmar todas estas obras?
A través de la fotografía. Ir moviéndolas, tocándolas, jugando con Photoshop, les iba dando mi personalidad, algo de alguna característica, un sentido poético y místico, que era lo que me interesaba, como para mostrarles a otras personas que esto era algo que no tiene igual en el mundo. Un santuario que tendrían ir a verlo, y el que no pueda, que venga a la muestra.
¿De qué manera la Amazonía influenció en la formación de su estilo místico naif?
Los que vivimos en la ciudad estamos fuera de nosotros mismos. No tenemos nada de esencial. Tienes que recurrir a la naturaleza como es nuestra selva, nuestra Amazonía, para poder reencontrarte con lo natural. Machu Picchu es parte de la Amazonía alta y yo también vivo en Moyobamba, que está al mismo nivel. Este tiene un clima propicio y a la naturaleza creciendo por todos lados, logrando uno encontrarse consigo mismo.
Y es algo que también una persona que visita su exposición podría percibir. Esa sensación de encontrarse con uno mismo.
Claro, el verdor permanente de todos los lugarcitos de Machu Picchu, más las flores y los animalitos, todo te da una sensación de tranquilidad. Porque, además, como todo está súper resguardado, todo es muy tranquilo, no se permite radio ni nada, entonces, estas en un ambiente sagrado.
Claro y estas desconectado totalmente, sobretodo ahora que todo el mundo está con la tecnología.
Claro, lo otro también es un intento de revalorar lo que tenemos y que la gente se sensibilice, porque el trabajo de un artista es demostrar la sensibilidad que tiene y contagiarla. La gente no aprecia lo delicado, todo es grosería, materialismo y no hay espiritualidad. Entonces, el artista trabaja para eso. A mí no me interesa el dinero. Prefiero pensar si mi trabajo mejore el mundo que tendrán mis hijos y nietos, quienes quizá vayan a estar en la misma pelea por: querer ser más, querer más, conseguir más, y, por dentro, ¿qué serán?
Por eso son más notorios los problemas del cambio climático…
En la Amazonía no se nota porque todo está creciendo permanentemente, pero en las ciudades es terrible. Sin embargo, creo que es el hombre mismo el que está podrido. Por ello, el artista tiene que luchar ante la indiferencia hacia los centros culturales y las dificultades que uno tiene para abrir estos espacios de sensibilización. En esta situación, es importante que el artista sea auténtico, que no sea un copión.
Que muestre su propia esencia…
Por eso, además de hacerlo figurativo, tenía que hacer algo personal. Por ello, hacia mis creaciones que les he puesto “improntus”, porque salen como arrebato. Cuando estas en la selva tranquilo haces tus garabatos, y creas rapidísimo cosas que te salen de adentro, osea es un expresionismo.
Además, el artista plástico nos contó que las ganancias obtenidas en la venta de cuadros de esta exposición servirán para abrir una casa cultural para niños en Moyobamba.