En muchos jóvenes talentosos observamos cómo se derrumban sus sueños cuando sus padres les increpan “que no tendrán futuro pintando o escribiendo o cantando, que se morirán de hambre, que los artistas mueren solos y pobres, que deben seguir una profesión rentable” y otras tantas creencias absurdas que pasan de generación a otra creando bloqueos. Cuando destruimos los sueños, castramos las aspiraciones, rompemos los deseos de un individuo, hemos enviado al destierro imaginario una vocación. Esto resulta lo más cruel que nos hacemos entre humanos. La licenciada en psicología clínica y psicoterapeuta, Milagros Herrera Carrera, nos da algunas pistas desde su campo profesional para entender el valor de las artes en nuestras vidas y cómo las bondades de la expresión artística nos abren nuevas posibilidades de desarrollo integral.
Desde la psicología, ¿cómo se observa el impacto de las artes en la salud integral de las personas?
Es notable y extraordinario poder observar cómo las personas pueden volcar todas sus emociones y hasta sentimientos a través del arte. Cuando esto sucede simplemente la persona eleva su “ser” y al hacerlo está transmitiendo al mundo aquellas capacidades y potencialidades que de manera única posee, en ese tiempo sin tiempo, el ser humano brilla con luz propia y al hacerlo vuelve a estar en comunión con su interior, puede sentir y experimentar todo aquello que se niega consciente o inconscientemente a vivir. Cuando el hombre puede hacer lo que más ama, y literalmente con aquello que le hace “vibrar”, es cuando logra pasar en milésimas de segundo de un estado emocional a otro, dando como resultado la buena salud, porque hay armonía. Esa “armonía” resulta ser sanadora por naturaleza cuando puedo “expresar”. Esto impacta en el estado de ánimo, en las relaciones sociales, laborales y principalmente con uno mismo.La expresión del arte en todas su formas es algo innato a las personas, pues considero que todos lo sentimos y expresamos en algún momento de nuestra existencia. Hay quienes lo desarrollan de un modo profesional, otros que sin darse cuenta lo manifiestan bajo el esquema de un pasatiempo o actividad física. Sea la forma que sea, el ser humano desarrolla desde que está en gestación los “hilos artísticos”. Su impacto para muchos pasa desapercibido, pero cuando logran liberarse de las estructuras creadas por la sociedad, familia, la religión y más, son capaces de transformar sus vidas en momentos sagrados, los mismos que hacen desaparecer la percepción de espacio y tiempo.
¿Por qué son importantes las artes en el desarrollo creativo? ¿Cómo impacta esto a niveles más grandes como la educación artística en las escuelas o el fomento a la expresión artística en nuestra sociedad?
Son importantes porque “elevan el ser”, cuando esto sucede ocurre un fenómeno de liberación emocional, “no hay quienes me puedan juzgar o criticar, simplemente soy”, y esto es lo más importante pues desaparece el terrible miedo que es la otra cara del amor. Tan solo si existiera un curso de formación en los colegios o universidades donde se nos enseñe a expresarnos obedeciendo nuestros sentimientos y pensamientos, donde no estemos contaminados por creencias típicas de personas que creen en que hay un solo camino de “cómo” hacer las cosas”, estaríamos viviendo en una sociedad completamente diferente.
Cuando la sociedad entienda que no debe ponerle límites a la expresión creativa de un niño, donde pueda “cuestionar” lo que diga los libros o sus maestros y no seguir modelos Newtonianos entonces tendremos hombres y mujeres “libres” capaces de poder mostrar todo su potencial creativo y construir un mundo diferente. Disminuirán notablemente los dilemas existenciales pues simplemente serán guiados por sus pasiones, por lo que más aman y ello conlleva a vivir plenamente, pues el éxito está garantizado cuando uno “ama lo que hace”.
En nuestro país no solo se necesita fomento de la expresión artística, sino de la expresión real para lo cual cada persona ha venido a este mundo. Si no podemos ser auténticos con nosotros mismos, no podemos esperar que la ayuda venga de afuera.
Las personas que asisten a espectáculos culturales tienen un impacto positivo directo en sus vidas, específicamente en su salud. ¿Existen estudios en esta línea a nivel regional o en el país?
Puedo mencionar experiencias muy cercanas de mis pacientes que estando en proceso terapéutico conmigo, los envío a museos, a pintar, al teatro, a escribir, a bailar entre otros, y la respuesta que obtengo no solo favorece el tiempo de su proceso, pues lo hace más corto, también se empiezan a sentir diferentes. ¿Por qué?, porque es terapéutico, cualquier expresión que conecte con su interior equivale a meditar o desconectarse, por ejemplo, cuando una bailarina de ballet está danzando solo está concentrada en sus movimientos, cada paso trata de hacerlo mejor, siente cómo fluye su cuerpo con la música etc., sucede entonces que la persona se desconecta con su “realidad” (sus faltas, carencias o el corazón roto, por decir) y es capaz de expresarse libremente siendo y sintiendo; algunos pacientes llaman a esto el mejor Prozac.
¿Es un prejuicio de la gente que no conoce los procesos creativos y lo difícil que puede significar para una persona asumir grandes retos creativos, decir que “los artistas son unos locos, desequilibrados en sus vidas y que viven en una permanente crisis autodestructiva”? ¿Debemos asumir una nueva mirada sobre los artistas y sus conductas? ¿Cómo podríamos considerar un cambio en la forma en que se asumen los procesos creativos?
Decir que los artistas son unos locos, me gusta pues han escapado a los parámetros impuestos y castrantes de algunas familias y credos, entonces yo también me sumaría a ellos, pues si ser autentico para algunos es significado de locura: ¡bendita locura!
Asumir una nueva mirada, lo puedo interpretar como una valoración diferente de su expresión, ya que si nos limitamos a analizar y calificar su comportamiento general es fácil caer en la crítica, bajo los parámetros de la normalidad y anormalidad que existe para algunos. Considero que en la actualidad se debe destacar la visión de un artista, su sensibilidad. Resulta importante conservarla, ya que lamentablemente en un mundo tan tecnológico y lleno de patrones, de perfecciones, se nos olvida recordar que no somos “maquinas”, que es fácil caer en rutinas y darnos cuenta que puede pasar mucho tiempo de completa infelicidad. La sensibilidad nos conecta con la parte más fiel y coherente de nuestro interior, aquella que es capaz de ver belleza y nobleza en un caos absoluto.
Considero que necesitamos apoyar más a los jóvenes que tengan vocación artística, darles herramientas para creer en ellos mismos y en el camino que están eligiendo. Y a los adultos que llevan su artista dormido, pues es hora de despertarlos, tal vez muchos estén sentados detrás de un escritorio y sienten algún tipo de seguridad económica, laboral u otro tipo de estabilidad; lo que deben recordar es darse un tiempo para conectarse con ese talento dormido, darse el permiso para hacerlo y realizarlo, sin escuchar la crítica o cerrazón: darse el derecho de ser auténticos.
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MILAGROS HERRERA CARRERA
Licenciada en Psicología Clínica. Psicoterapeuta EMDR. Orientadora en Salud Sexual y Reproductiva. Diplomatura en Psicología Forense y Grafología. Abordaje clínico con diferentes perfiles multiculturales. Detección temprana y tratamiento de urgencia en problemas emocionales y psicopatologías. Conferencista en temas de Salud Mental, Desarrollo Personal y Trascendental Integral a nivel nacional e internacional. Facilitadora en talleres experienciales y vivenciales. Experiencia laboral en Venezuela y Perú.
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