Categoría: La riqueza (atributos)
Localidad: Toraya
Región: Apurímac
Año: 2005
Relator: José Enrique Deza Tello
Provincia: Aymaraes
Distrito: Toraya
Recopiladora: Marleni Martínez
Bien acorde a lo que nos han contado y hechas las averiguaciones correspondientes a las personas antiguas, acá el distrito de Toraya cuenta con sus lagunas correspondientes, especialmente las lagunas de Runco, donde hay varias lagunas. En ella a su vez podemos encontrar animales nativos y silvestres, como son los patos, la wallata, la parihuana y todo ello pues como referencia, nos cuentan que en años anteriores en una oportunidad no como esta, se ha presentado la sequía correspondiente, entonces como había escasez de productos y desaparición de la plantas y no había lluvia, pues por ahí, una persona interesada había inculcado a un grupo de personas, que antiguamente ya lo habían hecho, hacer una visita a una de las lagunas encantadas de Runco. Esa laguna está sobre una laguna donde, así fácilmente, no pueden entrar ninguna persona o animales, tampoco existe aves. Entonces se ha tenido la creencia de que si se trajera el agua de esa laguna, pues empezaba a llover y entonces en ese sentido se habían agrupado un grupo de personas, quienes buscaron los caballos más veloces, para que a través de ellos, lleguen a esa laguna y extraigan agua en vasijas de arcilla. Y cuentan cuando en una oportunidad se han dirigido a ese sitio, pues solamente tenía que entrar una sola persona, al lugar de la laguna, y proveerse de una cuerda larga, amarrar a la vasija y lanzar desde una distancia considerable a la laguna de modo que saque el agua de ahí, correr inmediatamente y cabalgar al caballo y a trote tenían que venir. Pero en ese instante, cuando habían recogido el agua correspondiente, pues inmediatamente había empezado a caer el rayo, el trueno y cuando llegaron aquí, llegaron ya con la lluvia correspondiente. Entonces desde esa oportunidad, cada vez que se presentaba la sequía como ahí lo tenemos, habían personas especiales, pero previamente a ellos había una persona designada, como el Yachaq, quien tenía que hacer previamente el pago correspondiente, pedir la licencia correspondiente, a través de la sayma y solo así podían entrar y que no les pase nada. Entonces, prácticamente las personas que tenían esa afición han muerto, han desaparecido y ya ahora ya no las tenemos.
Fuente: Voces de la tierra, relatos sobre montañas y lagunas. Serie Tradición oral del Perú, volumen 1. 2010, INC