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Estadísticas industria editorial

Respecto a la información que se ha recolectado para INFOARTES se observa una alta concentración de editoriales “formales” en la ciudad capital, dejando prácticamente un vacío abismal en casi todo el territorio nacional. A pesar de un leve crecimiento en la producción de títulos de las editoriales de Lima (Cuadro Nº 1), es necesario establecer mecanismos, normativas favorables y políticas de subvención a los proyectos editoriales de las regiones del país y fortalecer además la creciente labor de jóvenes empresas editoriales independientes.

 

 

 

 

 

En las editoriales registradas en el ISBN a través de la oficina instalada en la Biblioteca Nacional en Lima se observa un crecimiento promedio de títulos del 126% para el período entre 1995 al 2010 respecto al número de títulos inscritos en este registro. (Gráfico Nº 1).

Desde el año 2000 hasta el año 2010 la tasa de crecimiento promedio para ese período ha sido del 17%. Hoy los títulos registrados en el ISBN llegan a más de 6 mil títulos, de ese universo queda pendiente determinar exactamente qué cantidad es producida en el interior del país, cuánto pertenece a libro escolar, libro de literatura peruana, libro de consulta universitaria, libro de divulgación cultural y científica.

Se observa además que en los siguientes años posteriores a la promulgación de la Ley del Libro en el año 2003, la tasa de crecimiento ha sido la misma, a mantenido su nivel de desarrollo que está más vinculado a factores de acceso y desarrollo tecnológico y no exclusivamente a variables intervinientes de la Ley del Libro, lo que hace suponer que en la producción del libro peruano esta ley no ha tenido impacto evidenciado. Sin embargo, en el caso de los libros importados, su impacto se demuestra en los años 2004 al 2007 en un crecimiento de alrededor de los 10 millones de US dólares (Cuadro Nº 2). En este sentido la Ley del Libro sí tuvo un impacto favorable a las importaciones.

El rol de los organismos estatales descentralizados es vital en esta tarea y no se deben escatimar esfuerzos en el apoyo a la industria editorial local o a la iniciativa de publicaciones por parte de los gestores culturales locales. Un política real de apoyo a los creadores con una partida presupuestal desde los gobiernos locales para la realización de concursos de producción de texto con contenido local y su pertinente publicación podría facilitar una posible medida de salvataje del sector editorial en las regiones del país, pero es necesario abordarla integralmente, apoyar la creación directamente, incentivar la producción editorial estableciendo presupuestos para compras destinadas a bibliotecas públicas, facilitar la distribución y fomentar el hábito lector. Otra medida sostenible es que se fomente la producción de textos escolares en las mismas localidades y con los contenidos producidos por los mismos gestores editoriales de las regiones, evitando de esta manera la centralización y, de otro lado, propiciando los contenidos diversificados según los contextos culturales.

En el caso del consumo del libro fotocopiado en la vida universitaria y escolar, aún continúan siendo una agenda para la realización de estudios serios y pertinentes que brinden información suficiente para la generación de políticas creativas en beneficio de todos los implicados. Este desconocimiento, unido a la falta de interés de los agentes culturales implicados, hace posible que el crecimiento desmedido del libro pirata y el libro fotocopiado en la cotidianidad de toda la población no sea considerado parte de la agenda de acción del Estado ni de los “agentes del ecosistema del libro” que se ven directamente afectados.

Existe en el Perú una sistemática violación de los derechos de propiedad intelectual en el sector editorial que ha llegado a niveles inestimables de organización criminal y de otro lado de aceptación social. Se estima que el volumen de material comercializado ilícitamente ha crecido “sostenidamente” durante los últimos años. Las cifras más conservadoras calculan que un 30% de los libros que se compran es pirata; otras estimaciones, más alarmantes, colocan esta cifra por encima del 50%. Los datos obtenidos generan discrepancias. En sus últimas declaraciones el presidente de la Cámara Peruana del Libro afirmó que el valor comercializado de este tipo de productos piratas era de US$ 28 millones, calculando en 4 libros piratas por cada 10 libros vendidos.

El Ministerio de Cultura está preocupado en la realización de estudios y encuestas especializadas del mundo del libro y la lectura (hábito, percepción, lectoría, consumo, etc.), además de realizar investigación y análisis destinados a la reflexión de mejores dinámicas y estrategias de crecimiento en el sector editorial peruano.

 

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