El artista Rodrigo Ghattas es el Fundador y Director Artístico de Machaqmara Center for the Arts, un espacio independiente de trabajo e investigación para artistas a nivel global. Ubicado en el distrito de San Ramón – Chanchamayo (Junín), opera desde el año 2014 como un espacio que promueve una diversidad de prácticas artísticas tradicionales y contemporáneas a través de un programa de artistas en residencia y la generación de proyectos de investigación sobre las comunidades nativas de la Selva Central peruana. Rodrigo Ghattas ha presentado, además, recientemente su primera exposición individual llamada “Identidad Diferida”. En esta nota, nos cuenta sobre su experiencia como artista y gestor cultural.
1.¿Cómo surge Machaqmara Center for the Arts (MCA)? ¿A qué alude y porque elegiste esta palabra aimara para darle nombre a este proyecto? ¿Cuáles son los objetivos concretos a los que apunta MCA?
Machaqmara Center for the Arts es el resultado de una de las más vibrantes experiencias como artista y persona que he tenido en mi vida. Poco después de terminar mis estudios en Escultura pude ser parte del primer retiro de meditación artística que organizaba el “World Peace Initiative” en Tailandia. Un espacio en el cual no solo la práctica artística era lo importante sino también el lado espiritual de los 20 artistas que nos encontrábamos en la isla, a través de sesiones de meditación, yoga y un estilo de vida bastante peculiar pero profundo y equilibrado.
Después de ese tiempo, y al volver al Perú, había algo que no me permitía estar 100% tranquilo. A pesar que la sensación era intensa y la experiencia fue extraordinaria, lo que me faltaba e incomodaba a la vez, era esa fuerte sensación de querer compartir lo vivido con otras personas. Fue en ese momento en el que decidí que tenía que iniciar un proyecto como Machaqmara, cueste lo que cueste y simplemente me puse a trabajar.
Bien… sobre el nombre, pues yo había pasado algunos días tratando de ponerle un rotulo a este proyecto que había iniciado, un nombre que se vincule principalmente a la naturaleza, a la propia introspección del ser humano, a las energías, la creatividad. Eran conceptos que si bien subjetivamente yo vinculaba, eran muy difíciles de vincular en cuanto al lenguaje. ¿Cómo sintetizar todo en uno? y recordé que esa es una de las características más esenciales de dos de los idiomas más importantes en el Perú, el quechua y el aimara.
Es en ese momento cuando empiezo a realizar búsquedas en Google, libros, enciclopedias, etc. sobre palabras en esos idiomas que puedan englobar todo ese espíritu que yo quería transmitir en una sola palabra, fui descartando, poco a poco, muchas palabras y aunque los dos idiomas son igual de importantes decidí centrar mi búsqueda en el léxico aimara, que de alguna manera yo lo vinculaba más con la selva y de esa forma fui llegando a la palabra Machaqmara.
Para el pueblo aimara es una celebración, lo que vendría a ser para los occidentales el año nuevo. Entonces, Machaqmara significa para ellos el espacio de renovación de energía que permite el equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, es siempre un nuevo inicio, un nuevo renacer entre el hombre y su entorno. Este concepto acaparó totalmente mi atención, era perfecto, era lo que estaba buscando, un espacio cultural-artístico en el que los artistas puedan reconstruir su inspiración, mirar dentro y fuera de ellos mismos, personal y profesionalmente. Así que Machaqmara, es mucho más que una palabra o un nombre, es el espíritu que está impregnado en lo que hacemos.
2.¿Cuáles son las plataformas de desarrollo que conforman esta organización cultural? ¿Cómo se sostiene económicamente MCA?
En ideas tenemos más de 20 plataformas o proyectos, sin embargo, el tema económico es un recurrente que la mayor parte del tiempo termina por arrasar con esas ideas. Pero, respondiendo a tu pregunta en este momento venimos trabajando en dos plataformas principales: nuestro programa de artistas en residencia y una investigación en relación a las prácticas tradicionales artísticas de las comunidades nativas de la Selva Central peruana.
Lamentablemente y como lo sabe cualquier gestor cultural que este leyendo este artículo, mantener a flote una organización artística es sumamente complicado, sobre todo sin el apoyo de las instituciones culturales del gobierno. Los primeros pasos de la organización se dieron con dinero de mi bolsillo, pero más que eso, con mucho trabajo. Después de un año de fundación, Machaqmara tiene como principal ingreso la cuota de residencia que pagan los artistas para participar de nuestra plataforma en residencia. Este dinero nos permite apenas sobrevivir e ir fortaleciendo poco a poco nuestras plataformas, más que con dinero son las alianzas y las redes que hemos ido construyendo con otros proyectos y profesionales lo que nos ha permitido articular nuestro espacio con algunos otros que también se desenvuelven en la esfera cultural local e internacional.
3.¿De qué manera MCA promueve el desarrollo cultural del espacio público a través del arte y la educación? ¿Qué tipo de labor social y proyectos de integración realizan con las comunidades de la selva central del Perú, la zona en la que está ubicada MCA?
Para nosotros como organización es muy importante marcar una pauta diferente a las demás organizaciones u asociaciones culturales en el Perú, que quizás puedan estar desarrollando sus actividades de manera convencional, lo cual no está mal, es una opción totalmente válida. Lo que nosotros buscamos es generar espacios de colaboración y colectividad, y en mi opinión estos suelen tener los matices más sinceros cuando se dan en los espacios que nos pertenecen a todos, esos espacios en los que convivimos en nuestro día a día y que por momentos se convierten en incubadoras de conexiones sociales más profundas, de un intercambio de conceptos e ideas, impulsos, todo eso lo permite el espacio compartido y lo hace más libre, menos dictador y quebrantable. Nuestro lema es “Inspirando ciudadanos creativos”, eso resume en parte nuestro objetivo.
La experiencia física de aproximarse a un espacio cultural, sea cual sea este, debe ser cada vez más abierta, receptiva, debe guiar a los visitantes a adoptar el rol de participantes, a través de un proceso en el que compartan sus pensamientos e ideas, y sobre todo generar nuevas. De una vez por todas, debemos dejar esa relación de autoridad que los espacios culturales ejercen sobre el visitante, la nueva e inmediata tarea de todos los agentes culturales, y me incluyo, es generar relaciones más directas y casuales ligadas a nuestro entorno urbano. El tema va por sumergir al visitante en un camino reflexivo de experimentación y libertad, ligado a su realidad diaria. De alguna manera, nuestro lema “Inspirando ciudadanos creativos” nos ayuda a recordar que ese es el camino que no debemos perder de vista.
El trabajo con las comunidades apenas acaba de comenzar, es un proyecto a largo plazo pero un primer acercamiento se dio en el momento en el que invitamos a artistas nativos de la comunidad Yanesha de Tsachopen – Oxapampa (como Elizabeth Cirineo y Atilio González) a dirigir algunos talleres durante la residencia, en los que tenían la oportunidad de compartir los conocimientos artísticos ancestrales que fueron adquiriendo de sus antepasados. Este intercambio cultural fue muy enriquecedor para ambas partes y los artistas nativos pudieron conocer también los misterios de la práctica artística contemporánea. Descontando que esto permite generar un ingreso económico para los artistas de la zona y sus familias.
El otro acercamiento se da gracias a la visita de los artistas en residencia a las comunidades de la zona, donde pueden adentrarse en la vida cotidiana de las personas nativas, un espacio que algunas veces termina siendo sinónimo de espontaneidad compartida a través del arte.
Finalmente, y la parte que tomará más tiempo es la investigación que pretendemos intensificar en la zona a partir del inicio del 2016, en el que evaluaremos paso a paso el proceso de transmisión de técnicas nativas a través del tiempo y como éstas se han ido difuminando y mutando en medida en que nuestro país lo ha hecho también. En esa dirección, buscamos en primer lugar entender todo el contexto, toda la historia, para así poder proponer nuevas plataformas que permitan integrar las prácticas artesanales y artísticas de las comunidades nativas de la zona a la vida contemporánea urbana y romper con esas barreras que nos alejan cada vez más de nuestra propia tradición, se trata de re-valorar y re-inventar.
4.¿Por qué decides trabajar con artistas y comunidades nativas de la selva?
Hay algo en la selva central que me inspira inmensamente, es una experiencia tan sublime, a medida que te vas acercando y vas por la carretera, ves estos cerros verdes tan inmensos y me siento pequeño, a pesar que mi corazón se agranda, es una emoción como pocas. Este ambiente facilita mi introspección, mi equilibrio mental, me conecto con la naturaleza que hay a mi alrededor y si produce esto en mí pues no quiero imaginar lo que produce en seres tan vírgenes espiritualmente como los nativos.
De cierta forma es una admiración a la naturaleza de la zona y a todo lo que habita en ella, es por eso que fijé la mirada en esta área de nuestro país. Los artistas y artesanos de la selva central son personas muy bondadosas y talentosas, hasta me atrevería a decir que son “naives”, y es innegable que me permiten estar cada vez más cerca de un arte más sincero, algo que ellos encontraron ya hace mucho tiempo. Este es el aspecto fundamental que creo es necesario para los artistas “urbanos” experimentar durante el intercambio.
Personalmente creo que estos artistas y artesanos nativos viven en una burbuja llena de arte y naturaleza, que rara vez se ve manchada por factores externos u occidentales, sin embargo, esto significa que su arte también se encuentra aislado. De alguna manera el programa de artistas en residencia promueve ese encuentro y ese descubrimiento, pero tiene que ir acompañado de una plataforma que le permita mostrar el gran trabajo que realizan estos nativos y ponerlos de igual a igual al trabajo de cualquier otro trabajador creativo. De esta forma esperamos que muy pronto podamos realizar algunas exhibiciones en la Selva Central donde podamos mostrar su trabajo y el de los artistas en residencia, todos como una gran comunidad.
En ese sentido, estamos trabajando para construir una red de artistas nativos en la zona, que se soporten mutuamente y que, con ayuda del Gobierno y otras instituciones comprometidas, ellos puedan recuperar, revaluar y preservar su arte y artesanía. Desde nuestra visión queremos implementar otro término que consideramos importante, “transformar”, queremos facilitar y trabajar en conjunto con ellos un universo de herramientas para que podamos explorar nuevas visiones de su arte, ligados a la esencia del mismo pero con nuevos matices que les permitan explorar distintos mundos de creación.
5.Remitiéndonos a tu perfil como artista… ¿Qué te llevó a interesarte por la escultura? ¿Con qué otros medios artísticos trabajas? ¿Alguno de ellos juega un rol particularmente importante en tu trabajo?
En realidad, desde muy chico fui muy curioso pero a la vez muy introspectivo, claro que en ese momento no lo sabía. Ahora lo sé, y siempre tuve esa incansable necesidad por saber el qué y el porqué de todas las cosas que me rodeaban, fue así que la escultura se aproximó como una herramienta para el descubrimiento. A pesar de que mis primeros intereses pasaban por el diseño gráfico y el trabajo detrás de una pantalla, fue en uno de mis cursos de formación general en la universidad que descubrí que lo mío se acercaba más al hecho de plasmar mis ideas en el espacio, un espacio de 360 grados, donde puedes oler, tocar, golpear, etc.
Todo eso me lo permitía la Escultura y fue así que decidí cambiarme de especialidad, aunque fue luego de algunos meses que mi familia se enteró y claro la pregunta más recurrente que escuché hasta cuando dormía era ¿De qué vas a vivir? La verdad es que poco o nada me importaba en ese entonces.
Me gusta mucho lo que llaman ahora la escritura creativa, me gusta escribir, cuando me acerco a la labor escultórica no lo hago desde el dibujo, quizás como si lo hacen la mayoría de escultores, yo me acerco desde la palabra, desde los poemas y también de lo caótico y desordenado que puede ser el descubrimiento de nuevos conceptos e ideas que voy articulando. No significa que no me guste el dibujo o que no lo haga, pero para mí el dibujo y la pintura no funcionan para plasmar una idea 3D. Las formas escultóricas las construyo en mi mente, por eso cuando dibujo no lo hago para plasmar un volumen tridimensional pero si para dejar salir los impulsos más salvajes dentro de mí, que quizás la misma labor escultórica al necesitar de una rigurosidad diferente no me lo permite.
6.Tu primera exposición individual, llamada “Identidad Diferida”, gira alrededor de nociones como tiempo, espacio e identidad (tanto individual como colectiva). ¿Por qué son estos temas tan recurrentes e importantes en tu trabajo artístico?
Definitivamente hay una lectura y un artista que marcó una etapa de nuevos intereses en mi práctica artística, y es “En conversaciones con Heidegger”, una recopilación de las conversaciones filosóficas y artísticas que tenía Eduardo Chillida y Martin Heidegger en los años 60 acerca, principalmente, del concepto de espacio.
Y entonces se convirtió en un concepto vital en mi trabajo. Como escultor me interesa comprender cómo la obra de arte se configura en el espacio y como éste es habitable por el ser humano en un determinado momento (tiempo). El espacio tiene la capacidad de contener algo, contiene la obra de arte, nos contiene a nosotros, nuestros impulsos, contiene todo y me interesa entender el lugar natural que ocupa cada “algo” en el espacio.
Para entenderlo, y quizás nunca lo haga, no puedo hacerlo únicamente desde mi individualidad, también debo entender el habitar del otro, compartir, intercambiar y participar. Es ahí que el concepto de “identidad” entra en juego. Es imposible desarrollar algún tipo de relación si primero no logro un auto-descubrimiento y esa tarea parte desde la introspección y también desde la colectividad de mi entorno.
No me considero un artista que hace arte porque tiene que hacerlo, me tomo mi tiempo, no me obsesiono por crear cantidades casi infinitas de obras de arte, creo que si no tengo nada interesante que decir… pues supongo que no habrán obras de arte por un tiempo. Para mí la labor escultórica se trata de crear diálogos a través de la obra de arte, y esos diálogos parten de experiencias propias que quiero compartir y no solamente me interesa que lo escuches o lo veas, me interesa que participes de ella, que entiendas de alguna u otra manera lo que yo sentí o lo que yo viví. Es por eso que mis proyectos empiezan a soportarse en la participación del espectador en mi práctica escultórica, ya no es un artista creando solo, es un artista creando en colectividad desde su propia individualidad, desde su propia identidad.
7.¿Qué proyectos artísticos tienes planeado desarrollar más adelante y qué lugar ocupa entre ellos MCA?
Personalmente me interesa mucho ampliar mis conocimientos y experiencias personales, quizás poder vivir, estudiar y/o trabajar por algún tiempo en Europa o Asia, siento la necesidad de cambiar de aires. Sentir y crear en un entorno distinto, conocer otros artistas, otros ritmos de vida y simplemente ver qué pasa. En este momento hay personas de mi total confianza que considero están muy capacitados para manejar la organización en caso me ausente, de todas formas no me alejaré de ella, en pleno S. XXI los canales de comunicación facilitan enormemente este tipo de trabajo a distancia.
Por el momento, como artista, estoy trabajando en algunos proyectos relacionados al espacio público, algunas propuestas de corta duración y que junto a mis responsabilidades como Director Artístico de Machaqmara ocupan gran parte de mi tiempo. En cuanto a Machaqmara, me encantaría que en un futuro cercano podamos tener la solvencia económica necesaria y quizás un espacio físico en el cual podamos desarrollar todas las actividades que un centro cultural de primer mundo puede hacer, residencias para artistas, investigaciones, obras de teatro, workshops, talleres, lecturas, festivales, etc. y generar plataformas para crear una comunidad integrada de artistas peruanos que nos acerque más para poder trabajar en colaboración.
Algunas de estas actividades ya son parte de la realidad de la organización, pero aún hay un largo camino que recorrer para ajustarnos a la esfera cultural de nuestro país. Debemos potenciar y articular de la mejor manera nuestras plataformas para poder generar más alianzas con otras instituciones y fortalecernos mutuamente, por ahora, es la única forma de mantenernos en pie.
Finalmente y no por eso menos importante, tenemos una red de voluntarios increíble y a pesar que no es muy grande hay personas muy comprometidas en ella. Sinceramente, esto me deja más tranquilo, sé que poco a poco iremos cumpliendo nuestras metas y por qué no, establecernos como uno de los mejores centros culturales del país y de la región en algunos años más, para esto el trabajo duro y el apoyo de las instituciones del Gobierno es primordial, esperemos que se dé.