Gatos coloridos y brillantes bailando lentamente. Chicas indie con lentes de sol en forma de corazones. Imágenes y colores salidos de sueños de infancia, visiones de surrealismo y nostalgia conjurados en tonos oscuros. A primera vista, lo que podrías subestimar de aspecto inocente, un viaje a lo más puro y gentil, se va revelando como un poderoso imaginario. Justo debajo de la superficie azucarada, van apareciendo las revelaciones: por ejemplo, una mujer toca un acordeón con teclas que son dedos humanos, otra tiene el cuerpo de jaula. Es el arte de Shila Acosta.
Por Sarah Dunn*
A pesar de nunca haber visto su cara, no me fue difícil reconocerla tan pronto entró al Starbucks del Parque Kennedy aquella tarde húmeda y gris. Pelo ruloso. Sonrisa enorme. Se pidió un frappuccino de fresa y empezó a explicar con prisa sobre el colectivo que ha iniciado con sus amigos. La pintora y escultora es parte de dos colectivos, dicta clases de arte y es graduada de la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú. Shila Acosta tiene carácter y está conectada con el día a día de los problemas que enfrentan los artistas del mundo moderno. Para ser una artista que no se considera demasiado política, Shila tiene mucho por decir sobre Foucalt, el feminismo y la cultura peruana.
¿Cuáles son las artistas con las que te identificas? Por ejemplo, creo que Frida Kahlo es una obvia influencia en tu obra.
Frida es un referente de pintura femenina del siglo XX. Es un referente básico en cuanto propuesta, a estética, en cuánto a la concepción del retrato y la figura femenina del género. De por sí puede ser un poco naif, pero tiene fuerza porque es auténtica, no pretende nada, simplemente se muestra. Para mí no es tan fácil ser naif debido a la formación que tengo, pero trato de buscar dentro de lo que hago una cierta autenticidad, ser lo más transparente posible. Me ha influenciado la pintura de Schiele, Bacon, Freud, Ryden, soy muy ecléctica. Últimamente he estado absorbiendo influencias no solo provenientes de la pintura, me gusta también el trabajo de Jeff Koons, los objetos y las instalaciones, pero todo parte de la representación y de la pintura, pues es lo que estudié en Bellas Artes, la cual es una escuela muy tradicional y académica. En verdad, de los cinco años estudiando, te pasas cuatro pintando bodegones, retratos, la figura humana y después en el último año ya desarrollas tu propuesta personal. Pero entonces la pintura, digamos que sí la sigo desarrollando, a la vez fui buscando otros soportes y entre ellos la cerámica que es tridimensional y tiene un matiz más artesanal.
Me gusta el tema de lo artesanal en general. Ahora en el arte contemporáneo lo que se difunde más en las bienales tiene que ver con las nuevas tecnologías, con la robótica, debes estar más relacionada con ese tipo de realidad. En ese contexto, te das cuenta que el arte tiene otras funciones, de repente yo estoy en una concepción más modernista que post-modernista, entonces me identifico más con el hacer a partir de medios más “tradicionales”. Por otro lado, creo que es importante retomar la cuestión del oficio. En cuanto a la cerámica, acá en Perú es una técnica ancestral desde las culturas prehispánicas Chavín, Mochica, Nazca… Se ha desarrollado, pero en un lenguaje artístico actual no se utiliza mucho. Lo ves como souvenir, como un objeto que no tiene el valor de una pintura, está subordinado. Es una posición en contra de lo que es considerado contemporáneo, pero me parece una paradoja, sobre todo aquí en Lima. Siempre estamos pendientes de lo que se hace afuera y estar al día con al última tendencia. Cosas que se producen desde hace treinta años, aquí las venden como super-vanguardistas. Hay que re-valorar, aunque suene un poco cliché, hay que retroceder para volver a construir desde ese punto de vista.
¿La identidad es muy importante para tu arte?
Sí, pero la identidad como individuo. En ese sentido buscar lo universal en vez de lo regionalista, lo cual se explota más ahora. Tengo amigos que son de gráfica, donde está fuerte esto de la gráfica chicha, y me parece genial porque antes se decía si ponías, Chacalón, por ejemplo, te decían: “oye como vas a poner eso”. Era marginal. Pero ahora ya se volvió mainstream y todo el mundo lo escucha, se hacen fusiones, afuera es súper popular. A partir de la música, se crea una identidad en lo visual. Sin embargo, el tema del arte contemporáneo yo lo siento como en el limbo, a la gente común le resulta muy ajeno, le es indiferente.
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Para mí, muchos de tus dibujos, también tus esculturas, tienen esencia de infancia y surrealismo.
Una de mis primeras influencias -y una de las razones por la cual estudié arte- fue el contacto que tuve con la pintura surrealista, de hecho antes estudiar en la escuela yo estudiaba pintura en un taller, en el MALI y tuve contacto desde niña con la pintura a un nivel aficionado lógicamente. Entonces ya no me interesaba tanto la representación más clásica, no me interesó en un principio y hasta ahora, no quiere decir que no la pueda apreciar, sino que no me interesa hacer lo mismo. Estaba en búsqueda de algo más, algo que tiene que ver con el concepto, con la expresión… Entre ese mar de imágenes, me topé con Dalí, Delvaux, Magritte. Me sentí conectada de alguna manera, yo creo que a nivel inconsciente.
El tema de lo infantil y el inconsciente se anexa con todo el discurso, porque el ser humano está prisionero de sus deberes, de su estilo de vida, del sistema; entonces a través de la pintura puedes encontrar un espacio de liberación, de catarsis. Y no solo desde mi posición, sino de las personas que miran mi trabajo. Foucault, dice que tu no eres independiente de lo que puedes sentir o puedes pensar, todo es una construcción. Con el capitalismo tu vida ya está ordenada, no puedes salir de eso. Entonces el arte es una liberación.
Foucault tiene mucha influencia en tu arte.
Llevé un curso de Estudios Visuales y Culturales. Fue una revelacion el encontrarme con el tema la deconstrucción de Derrida. En el caso de Foucault, sobre la sexualidad y el poder. Me hizo más consciente sobre mi posición como mujer, como artista inmersa en una sociedad como la de Lima que es ultra conservadora e hipócrita.
¿Piensas que es más difícil ser una artista femenina en Lima?
No es más difícil, pero quizá es diferente. Hay una concepción del artista como ente masculino. Es solo la concepción. Hay una historia del arte y todos los autores son hombres. No es que no existan artistas mujeres, solo que no son reconocidas por la historia oficial. A partir del siglo XX logran cierto reconocimiento. Entonces llegamos como artistas mujeres, si quieres decirlo, y no tenemos tantos antecedentes. No es que haya diferencias entre el arte de las mujeres y hombres, quizás algunas temáticas son las que se exploran más, hay muchos clichés también. Ahora, con el tema de Internet y las redes, tienes acceso a la información y la posibilidad de difusión. Puedes publicar tu obra en la red. Creo que es más democrático.
¿Cómo la ciudad de Lima ha influido en tu arte?
Tremendamente. Empezando con el hecho de que mi escuela está en el Centro Histórico de Lima. Llegar allá, y encontrarte donde hay tanta historia y patrimonio; pero que también está lleno de caos, comercio ambulante y hasta corrupción. Es muy curiosa la situación geográfica de la escuela (ENSABAP); porque ésta cerca del Congreso de la República y el Mercado Central, por lo que tienes resumida toda Lima allí; y yo estaba en medio de todo eso, y no podía ser indiferente a esa realidad. Mientras estudiaba había paros, había huelgas en la esquina. Eso, y el poder tener contacto con muchas personas de diferentes niveles socio-económicos. Te das cuenta que hay muchos problemas. No puedes escapar.
De hecho, el arte que hago directamente no es contestatario y no es político, tampoco está ligado al tema urbano.
¿Cuál es la mejor parte de ser una artista joven emergente en Lima y qué es lo peor?
La mejor parte creo es la gente que he llegado a conocer. Si no hubiera sido artista, ¡no sé qué hubiera hecho! Pero a partir del arte he tenido contacto con grandes seres humanos, de los que he aprendido mucho. Recientemente con el colectivo Los Únicos, he podido conocer lugares increíbles: el año pasado estuvimos en Buenos Aires, luego en el TRIMARCHI en Mar del Plata, y este año en San José de Costa Rica en el FID. También hay gente que me escribe y me dice que le gusta mi trabajo. Es muy reconfortante poder conectarte con alguien que no sabe nada de ti, pero a partir de tu obra se crea un espacio en común.
Lo peor es el mercado laboral, no hay mucho trabajo, pues ser artista en Perú es un reto. De repente en otras carreras egresas, tienes tu diploma, vas a una empresa y te contratan. Tienes un sueldo, un horario y ya tienes tu vida “arreglada”. Yo era consciente de que mi vida no iba a ser así. Entonces como artista tienes que generar tu propio campo de trabajo. Ser independiente. Creo que eso es lo dificultoso al principio, pero tampoco imposible.
¿Cómo se negocia entre la búsqueda de tu pasión y poder vivir de tu arte?
Eso ha sido lo más difícil que he tenido que pasar. En mi caso trato de que mi obra no se vea afectada por el tema económico. Creo que aunque suene un poco romántico las cosas fluyen, no sé cómo explicarlo. Pero es que siempre estoy en movimiento, y yo creo que es eso. Se trata de producir. Si estás en ese círculo, las cosas van saliendo, porque si te quedas sin hacer nada, aquí nadie te va a tocar la puerta diciendo “me gusta lo que haces y quiero comprar tus cuadros”. Pasa, pero es incierto.
Creo que la clave está en creer en lo que uno hace, así nadie crea en ti. Creértela tú. Seguir produciendo, haciendo, diversificar. Porque no puedes quedarte en la zona de confort. Diversificar. En mi caso hago pintura, ilustración, cerámica, también enseño. Entonces hay que hacer todo. Creo que esa es clave para sustentar lo que quieres hacer y que no se vea afectado porque a alguien no le gusta y tengas que cambiar el estilo de tu propuesta. Yo hago lo que quiero.
¿Qué puedes expresar con la cerámica o el dibujo que otros medios no logran o no puedan?
Por ejemplo, con los dibujos o la pintura creo que puedes recrear mundos. Con la pintura figurativa recreas universos que pueden ser en apariencias reales, muy parecido al surrealismo; el espectador puede sumergirse y formar parte de él. En el caso de la cerámica es como extraer esa parte de esa realidad y volverla quizás algo más tangible. Es algo que quizá la fotografía te podría permitir, pero me gusta el artificio. Como te digo, yo parto de una tradición pictórica que en mi caso es una influencia determinante, eso tal vez a otros artistas no les toca mucho.
Hay muchos jóvenes aspirantes a artistas, quieren estudiar artes, pero no tienen nada claro, qué mensaje les dejarías.
¡Persigue esa inquietud!
Deberían haber más artistas, son solamente tres escuelas de arte en Lima y en provincia hay unas cuantas más. Por eso les recomendaría que investiguen, que practiquen, no solamente estudiar el oficio. Uno tiene que descubrir aquello que quiere comunicar. Le diría a aquel o aquella aspirante a artista que se prepare para todo, porque van a existir mil dificultades y críticas. Llegarán a escuchar frases como: “estás perdiendo el tiempo, ponte a hacer algo serio” No sé, me han dicho de todo a mí. En un principio nadie me dijo, “oye, te felicito, nadie”. Pero he tenido suerte, pues mi familia siempre me apoyó. Hace falta tener persistencia y vocación sobre todo.
Sarah Dunn es escritora, fotógrafa y actriz que explora las intersecciones de política y arte. Ha publicado diversos artículos y realizado cortometrajes. Es de nacionalidad norteamericana y colaboradora de INFOARTES del programa internacional.