Fernando de la Jara es uno de los maestros peruanos más destacados en la escena internacional de las artes visuales. Actualmente radica en Alemania y en el marco de la exposición ComparArt nos regalará unas reflexiones sobre su obra que abarca la pintura, el mural, la escultura, la instalación y vídeo-instalación, caracterizadas por un delicado trabajo de sensación de asombro y extrañeza, una especie de celebración del eros cotidiano.
Las obras del maestro se encuentran en numerosas colecciones en Europa, Norteamérica, Latinoamérica y Oriente Medio. Entre sus obras: Der Wunsch und das Gedächtnis (El deseo y la memoria), la escultura monumental de granito (50 toneladas, 6,5 m de alto x 12 m de ancho), que fue encargado por la Sociedad Max-Planck (Alemania), después de ganar un concurso a nivel internacional en ese país, entre otras grandes obras.
A decir del investigador Mirko Lauer, Fernando de la Jara “es, pues, un pintor de experiencias, que busca la armonía de las formas pero a la vez quiere captar la belleza del momento representado. Por eso mismo también es un pintor de situaciones. Algo ha sucedido y algo está por suceder en sus escenas, y nosotros como espectadores estamos en algún punto intermedio, mezclando el disfrute de colores y formas con las cosquilla que nos producen las preguntas acerca de lo que vemos…”
Fernando de la Jara nació en Lima en 1948. Su vocación quedó en evidencia a temprana edad, siendo apenas un adolescente de 17 le encargaron pintar un gran mural para el altar de una iglesia. En 1971 se rodó en Perú la película “The Last Movie” de la Universal Pictures, dirigida por Dennis Hopper, Fernando tuvo entonces con sus 22 años a cuestas la oportunidad de colaborar con el director de arte de esta considerada hoy película de culto.
Posteriormente, ya encaminado el artista, inició estudios de pintura flamenca y veneciana. Viajó a Europa y comenzó a realizar copias de aprendizaje en museos y monasterios del viejo continente. En medio de su búsqueda interior de lo que él llamó la dimensión poética de la vida, decide mudarse a los Andes peruanos mediados de los años 70s, llamado por la vida en la montaña y los pequeños pueblos, lugar que finalmente convirtió en su centro de trabajo artístico durante años. Luego de esta revitalizadora experiencia, Fernando de la Jara decide mudarse a Nueva York a mediados de los años 80s. Posteriormente es invitado por la Universidad Católica de Eichstätt en Alemania para participar en un proyecto de investigación sobre el arte emblemático barroco en América Latina.