RESIDENCIA DE DANZA

“LA CONTEMPORANEIDAD DE LA DANZA TRADICIONAL”

 

De cómo fue concebida la idea y cómo se puso en marcha. (Abigail Bravo)

La idea de realizar una residencia de danza que reuniera a danzarines folclóricos, contemporáneos y artistas escénicos fue una de las motivaciones para convocar a Simone Mello y Luz Gutiérrez, ambas danzarinas formidables con un innato talento para la enseñanza y, lo que es más importante poseedoras de una mirada integral e integradora del arte. La propuesta nació a raíz de una circunstancia que evidenció de manera casual las profundas brechas existentes en el sector: hace un año en 2017, desde la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco tuve el gusto de organizar el curso “Introducción a la Pedagogía de la Danza”, dirigido por las danzarinas Inés Coronado y Mirella Solís y con la coorganización de la Facultad de Artes Escénicas de la PUCP. Sin apenas imaginarlo, desde un primer momento la diferencia entre los danzarines contemporáneos y los folclóricos surgió definiendo dos grupos concretos con miradas y objetivos aparentemente opuestos, revelando la necesidad de adentrarnos en las profundas raíces de la danza, la discusión tomó su curso y se tradujo en la pregunta ¿cuál es el sentido de danzar? Algunos danzaban para mantener con vida elementos puntuales de una tradición, con la finalidad de contribuir a la construcción o defensa de una identidad, otros danzaban para deleitar, conmover y comunicar alguna realidad a un público espectador y otros para canalizar intensiones, visiones, sensaciones, etc.

De esta manera, apostamos por desarrollar una propuesta que aborde la problemática de estas fronteras, muchas veces artificiales, entre lo folclórico, lo tradicional y lo contemporáneo, y que proponga un espíritu indagador, crítico y renovado entre los artistas, que sean capaces de encontrar en la danza del “otro” elementos de valor, de conocimiento y de inspiración, sin la necesidad o el apremio de establecer un  horizonte definido, pues lo importante es movilizar conciencias, tal como refiere  Ramiro Noriega, actual rector de la Universidad de las Artes (Ecuador):

Ponerse en un lugar en movimiento, o mejor dicho, reconocer al movimiento un valor que el dogma, cualquier dogma, prefiere evitar. El movimiento es a fuerzas un principio incierto (…). Nomadismo versus sedentarismo; diálogo versus esencialismo… El texto que emerge del proceso constituyente logra interpelar los conflictos del pacto del subdesarrollo acudiendo a algunas nociones indispensables para entender ese otro pacto social al que se aspira. Una de ellas es que cada quien es libre de expresarse en la lengua que le venga en gana. De decir el mundo según lo entiende. De creer según estime. De no creer, también. Es libre de dialogar y no solo eso, es responsable de hacer posible el diálogo de otros.1

El siguiente paso fue materializar la idea, con la experiencia de Luz Gutiérrez en el campo de la danza folclórica y de Simone Mello en la danza contemporánea, ¿pero, cuál sería la mejor forma de encarar el reto? ¿Cómo hacer que la propuesta se convierta en una experiencia significativa cuyos efectos repercutan duraderamente entre los participantes? Evaluando las diferentes posibilidades definidas por un cruce de factores como el tiempo, el presupuesto, la disponibilidad e interés del sector, así como los elementos creativos que pudiesen superar las limitaciones, se determinó hacer una residencia artística. ¿Por qué una residencia? Es importante precisar que al pensar en una residencia contábamos con pocos referentes; sin embargo, su propia dinámica sustentada en el retiro voluntario y temporal para iniciar un trabajo exploratorio, investigativo o creativo en un contexto inspirador, compartiendo con otros artistas o especialistas, permitía introducir a los participantes en una experiencia intensiva de constante aprendizaje e intercambio, y así fue. Una residencia depende en gran medida de la construcción de una intensión colectiva, de la suma de propósitos, es por ello que a diferencia de los cursos talleres o workshops, el esquema de trabajo inicial experimenta una serie de transformaciones, y la propuesta se va adaptando a la naturaleza del grupo.

La residencia de danza recibió el nombre: “La Contemporaneidad de la Danza Tradicional”; denominación sugerida por Luz Gutiérrez para plantear el diálogo, y cuyos argumentos serán expuestos más adelante por las docentes. La convocatoria se realizó durante todo el mes de abril y se hizo extensiva a los danzarines de Cusco y el resto del país. Al cierre de la convocatoria, los postulantes sumaban un total de 50, la mayoría procedentes de Cusco y Lima, en menor porcentaje de Puno, Lambayeque, Arequipa y Junín. Nos esperaba una ardua labor de selección. En este proceso se tomó en cuenta la motivación del postulante, su trayectoria como danzarín y la forma de mostrarse y mostrar su trabajo a través de una fotografía. Por otro lado, buscamos hacer una selección consciente que, por cuestiones metodológicas, logre el equilibrio entre participantes folclóricos, contemporáneos, artistas escénicos y el raro pero interesante espécimen de los folclóricos-contemporáneos, así como el equilibrio entre participantes mujeres y varones. Finalmente fueron seleccionados 25 danzarines, de quienes guardo el más grato recuerdo. La heterogeneidad del grupo fue uno de los aspectos más enriquecedores de la residencia, pues si bien la mayoría de los participantes eran de Cusco, la apertura a participantes de otras regiones puso en evidencia la importancia de entender la situación de la danza y el sector desde un panorama nacional. Teniendo en consideración que históricamente Cusco es una ciudad de confluencias, es nuestra responsabilidad generar los puentes que vinculen a las personas, para devenir en una ciudad que trascienda la fama de turística y alcance la categoría de cosmopolita.

El veintiuno de mayo a las siete y media de la mañana nos reunimos en la Plaza Túpac Amaru para abordar el bus que nos llevaría a la Casa Parroquial del pueblo de Andahuaylillas, lugar que nos acogió durante los cinco días de la residencia. Andahuaylillas es un pueblo que se encuentra en el valle sur, rodeado de un hermoso paisaje de montaña y campos de maíz, donde la vida social es sorprendentemente apacible, en definitiva un lugar idóneo para nuestro propósito.

 

El Intempestivo Encuentro de la Danza Folclórica con la Danza Contemporánea (Simone Mello)

La danza nace de los encuentros y en esta residencia me encontré con Luz Gutiérrez, actual directora artística del Conjunto Nacional de Folklore del Perú. Luz representa el legado oriundo de este campo de saberes que constituye la médula danzante de Perú: la tradición y luego el folclore. Desde una sorprendente constelación de mapas astrales; ambas del mismo año de nacimiento, del mismo mes, una del día 18 y la otra del 19, iniciamos con estos datos previamente dispuestos en una potente correspondencia, interlocución de súbito intensa e intempestiva. Y desde lo intempestivo, crear una danza capaz de hacer vibrar y convocar metamorfosis, es posible adentrarnos en el espíritu de lo contemporáneo repensando nuestras danzas, recurriendo a las ideas propuestas por dos pensadores Friedrich Nietzsche y Giorgio Agamben.2 Ellos que no son exactamente de una misma época, comparten una singular relación con el tiempo; porque sin poder dejar de adherirse a él toman  a la vez distancia y se hacen conscientes del aspecto intempestivo que aquí queremos resaltar, poniendo en evidencia a todos los que viven a contraluz, invadidos por sentimientos de lo inoportuno, improcedente, inadecuado, inapropiado, inconveniente, cuando se trata -en todo instante- de buscar una capacidad de responder a las tinieblas del presente. Conscientes que partimos de este caldero de misturas y confusiones generalizadas, muchas veces tratadas sin rigor, es que iniciamos Luz y yo un proceso de alquimia, un intercambio de procedimientos y saberes con el objetivo de tejer en conjunto un territorio que valore e ilumine la diversidad en la danza, proponiendo procesos investigativos capaces de albergar la poesía de este grupo heterogéneo compuesto por 25 danzantes.

Ya que es vasto el panorama de la danza, me invitaron a compartir desde mi experiencia esta danza que se piensa, se siente y se nombra contemporánea. Danza que se resiste a ser del todo comprendida en su tiempo y así se mantiene en penumbras bajo las sombras, desarrollando aspectos de una presencia aún poco conocida de un modo general en Perú, casi oculta, poco frecuentada y casi nada valorada. En el otro margen del río por donde fluye la danza de Perú, Luz se encargó de hacernos reflexionar desde las danzas originadas hace siglos que con el paso del tiempo fueron renovando, actualizando y pasando por las danzas que surgieron posteriormente en la época colonial, hasta lo que se practica hoy bajo el inmenso paraguas del folclore peruano.

La residencia abrió sus puertas en este encuentro de mundos, preguntándonos: ¿De qué modo las danzas tradicionales de Perú en su diversidad, podrán permitir nuevas rutas de acceso en sus procesos investigativos, dando vida a nuevas danzas de carácter más autoral, viniendo a responder a las demandas de nuestra sociedad actual? ¿Qué entrenamiento, técnica o anti-técnica puede ayudar a la danza a liberarse de la mortaja de los condicionamientos y modismos? ¿Puede la danza sorprender a los mismos danzarines? ¿Se puede descolocar mi danza habitual fuera de la alfombra que me delimita, dando espacio a nuevas configuraciones y procedimientos, o sería una “profanación”? ¿Qué virtudes necesitamos para convertir lo vulgar en único, lo habitual en novedoso?

Siendo la danza en todas sus vertientes un campo de saberes infinito y por lo tanto un terreno fértil en proposiciones inquietantes que estimulan el espíritu investigador de cada artista, tratamos de buscar los estratos movilizadores, las motivaciones que hacen que la danza en general siga actualizándose. Y porqué no reflexionar, además de las danzas folclóricas ¿Qué es lo que puede ser considerado en la actualidad en Perú como danza contemporánea – o cuales pueden hoy, ser nombradas danzas contemporáneas? Hay todavía un gran abismo acerca de la evolución histórica de la danza, que sigue nombrando lo moderno como contemporáneo. Es urgente poder distinguir que no todas las danzas realizadas actualmente son necesariamente danza contemporánea.

Volvemos nuestra atención a este escrito-correspondencia, que se abre desde el espacio infinito de las posibilidades, extraída del pasajero que escapa y de las distancias y fronteras (temporales – culturales – estilistas, etc.), grafías de los rastros que cargan en sí, las líneas de orientación para salir a navegar “más allá del mar”. Con el pasar del tiempo, la memoria de la presencia de los maestros y sus consignas se van borrando. Paradójicamente la esencia de la Danza se hace en un arcano llamado el encuentro presente. Tal vez por esa razón sea importante arriesgarse en esta tarea de las grafías danzarinas. Aquí recorreremos las vivencias de la residencia, visitando fragmentos de las bitácoras de los participantes que registraran la semana de actividades;

Rostros nuevos por todas partes,

Pero todos tenemos en común dos artes. Algunos del folclore y toda su tradición

Y otra danza contemporánea y su respectiva formación.3

 Al contemplar este grupo nos saltó un grande y redondo “¡Ohhhhhhhhhhhhhhh!”,  típica onomatopeya japonesa, larga y sostenida en el tiempo, profunda, solemne y llena de admiración.

 

La Tempestad del Movimiento (Luz Gutiérrez)

Conocí a Simone en un momento necesario del camino. Ella, muy intensa, me dijo: debo comunicarte cómo soy cuando trabajo. Tal presentación cambiaría el rumbo de las extenuantes formalidades y entablaríamos abiertamente un diálogo sobre nuestras miradas en relación a la danza y a la residencia encomendada por la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco. Metodologías y pasiones todas ellas juntas e indesligables a la hora de emprender una clase; Simone y yo, estábamos frente a un grupo de residentes de las distantes vertientes de la danza y artes escénicas, que esperaban curiosamente la ruta de una semana, que se tornaría física y emocionalmente intensa.

La residencia se planteó para cuestionar el título de la misma: “La contemporaneidad de la danza tradicional”. ¿Dónde están estos límites entre la tradición y lo que llamamos contemporaneidad? Agamben nos dice:

La contemporaneidad es esa relación singular con el propio tiempo, que se adhiere a él, pero, a la vez, toma distancia de éste; más específicamente, ella es esa relación con el tiempo que se adhiere a él a través de un desfase y un anacronismo. Aquellos que coinciden completamente con la época, que concuerdan en cualquier punto con ella, no son contemporáneos pues, justamente por ello, no logran verla, no pueden mantener fija la mirada sobre ella.

En una de las primeras sesiones se pidió a los participantes que se conectaran con elementos tan sencillos y comunes en la naturaleza como: el viento, la lluvia, el fuego, el agua, buscando evocar desde el movimiento aquella danza primal, danza que está en nuestro ser interior y exterior, con la cual las culturas de diferentes tradiciones danzan, observando el medio que les rodea, otorgando un carácter especial, de acuerdo a su entorno, tiempo y espacio.

Este tiempo y espacio se moviliza a lo largo de los años y le otorgamos poderes, sentimientos, recuerdos, que conforme se enraízan más en la memoria de las culturas y se trasmiten de generación en generación, son un presente y no un pasado. Y cuando esta memoria, es traída al presente para dialogar con el movimiento del hombre actual, se convierte en una herramienta didáctica, artística e innovadora que nos conduce a la contemporaneidad de la danza tradicional.

La danza tradicional ejecutada por los pobladores originarios y representantes de su cultura, cada año que transcurre se transforma, los vestuarios son una clara muestra de ello, los motivos van desde los nuevos mercados y economías, hasta los concursos como motivaciones externas de rotundos cambios. En relación a esta danza más cercana a los propios cultores, se encuentra otra que está cobrando un mercado muy fuerte y es la danza de proyección folklórica, la cual no siempre es ejecutada por los propios cultores y busca traer al presente, el pasado, en cuerpos y movimientos actuales. Los cuerpos intentan dialogar con aquello que no necesariamente forma parte de un entorno cultural cercano y vivido (al mencionar el cuerpo, me refiero al cuerpo como un todo integrador social, emocional, racional, etc.). Al respecto (Heinich 2007) nos dice: el arte contemporáneo es donde prima la experimentación de  cualquier ruptura con lo precedente, la trasgresión de criterios anteriores que incluyen materiales, instalaciones, videos. Existe una contemporaneidad en la danza tradicional por el paso del tiempo, y también en las miradas estéticas de la danza folklórica, con las cuales los coreógrafos buscan expresar un pasado.

Cabe preguntarnos sobre la experiencia singular del tiempo que se llama contemporaneidad. Sobre esta experiencia ha escrito recientemente Agamben (2009), afirmando que una buena experiencia del tiempo es la moda, “lo que define a la moda es una peculiar discontinuidad que la divide en su actualidad o inactualidad”.

La residencia proporcionó a los participantes de las herramientas necesarias para replantear sus vertientes artísticas y pedagógicas sobre la contemporaneidad que ejercen como seres sociales y para reflexionar sobre la contemporaneidad como algo distinto a “estar a la moda”, como una característica del arte, arte del movimiento, porque al enseñar y crear no estamos repitiendo categorías ni fórmulas, estamos trasmitiendo pensamientos, reflexiones que atraviesan la vida.

 

La Reconstrucción del Camino (Luz Gutiérrez)

Mixtura: Bitácora escrita por Maribet Berrocal Orque y Bryan Limio Salas Vargas. Jueves 24 de Mayo, por la tarde:

La danza sigue y la dinámica continúa, todo fluye, todo cambia y ahora uno a uno inician una danza más íntima, más suya en relación a su elemento, en relación a lo que este elemento generaba en su cuerpo, en su imaginario, en su ser, este objeto, este elemento se apoderaba de cada uno de nosotros, y nosotros (as) nos apoderábamos de él también.

¡Tomábamos el espacio, se arrastraban algunos, saltaban otros, se oían voces, se oían cantos, susurros, gritos!

El viento presente, la tierra, el fuego, los caminos, las huellas que dejan en cada historia, los senderos que siguen y los que se presentan intempestivamente, evocan al Apu Wayra, al viento, a nuestras memorias ¡La libertad, la energía vital, el nacimiento, la guerra y el sexo! La velocidad aumenta, aumenta, aumenta, aumenta, aumenta ¡Éxtasis, clímax!

Luego de la mixtura y color todos empezamos a reconstruir el camino, ese sendero, la columna vertebral que se había formado inicialmente, agradecidos y agradecidas con cada una de las personas que compartieron una parte de su vida un pedacito de sus historia en cada objeto ofrendado, agradecidos también por dejar que tomemos de y nos acerquemos a ellos, al final del ejercicio todas nuestras miradas solo decían algo “ya no éramos los mismos”, algo había nacido.

 

Este trabajo fue una invitación a unirnos con lo universal y lo particular, lo universal como elementos, fuerzas de la naturaleza con las cuales el hombre danza y lo particular lo que el hombre lleva consigo, se pone y lo identifica como la vestimenta de su cultura, lo que significa como herencia en el cuerpo del danzante y lo que significa como pertenencia actual. Este fue un espacio para construir contemporaneidad, es decir, pasado y presente redefiniéndose en una danza infinita. Nina se expresa del trabajo en esta cita:

Bitácora escrita por Nina Chaska Zelada Lazarte. Jueves 24 de mayo, por la mañana:

Entrenamos un pasacalle, una peregrinación, una sucesión de fiestas habitadas en el cuerpo y la mente, ese ser único. Existe un mundo ahí afuera, que llama para ser percibido; fuimos invitados a un banquete de sensaciones, los ojos, el olfato, la piel, el gusto, el oído, la intuición.

Este trabajo fue una invitación a encontrarnos con nuestro entorno abandonando, salas de ensayo, recintos cerrados, el espacio exterior, el espacio de la naturaleza ahí donde habita la danza, donde nuestros antepasados contemplaron movimiento, significados, mitos y leyendas, es ese el espacio físico que cuenta con una iglesia Barroca, de una fuerte e innegable carga evocativa, que está en medio de una población que vive en el presente, ritmos, miradas, aromas que invitan como dice Nina “a un banquete de exploración sensorial”, esta peregrinación permitió danzar a los Apus, al viento, a la vida misma de cada participante de esta residencia. ¡Qué mejor encuentro el que uno hace con lo inesperado, con lo intempestivo! “No somos los mismos que iniciamos esta residencia”, diría Leonard Otani Huamanguillas participante de la residencia, curiosamente su frase me recordó lo que escuché de un peregrino en Qoylluriti: “¡Gracias Taytacha! Ya no soy el mismo”.

 

Danzando entre LUZ y SOMBRAS (Simone Mello)

Durante la Residencia de Danza recibimos a la fotógrafa Cecilia Vásquez Salinas, quien durante 30 años registró con su cámara la Fiesta de la Mamacha Carmen en Paucartambo. La exposición de Cecilia nos hizo reflexionar acerca de la estrecha relación entre danza y fotografía. También estuvimos todos los días acompañados por la mirada del fotógrafo Jorge Castro Gutiérrez que, además de registrar con sensibilidad y precisión cada gesto de los danzarines, dedicó una sesión a comentar en conjunto las fotos enviadas por cada postulante al proceso de selección. Giorgio Agamben nos dice al respecto:

Lo retratado en la fotografía exige algo de nosotros. La imagen fotográfica es siempre más que una imagen: es el lugar de un descarte, de una laceración sublime entre lo sensible y lo inteligible, entre la copia y la realidad, entre el recuerdo y la esperanza… Pero el origen no está situado sólo en un pasado cronológico, él es contemporáneo al devenir histórico y no cesa de actuar en éste, de la misma manera que el embrión  sigue actuando en los tejidos del organismo maduro y el niño en la vida psíquica del adulto.

Me arriesgaría a decir que nuestro trabajo es habilitar el cuerpo para danzar en conexión con el Hanan Pacha (el mundo de arriba), el Ukhu Pacha (mundo de abajo) y el Kay Pacha (el mundo de aquí). Moverse entre el prisma cotidiano y extra cotidiano, entre realidades y el sueño fantástico. A lo largo de la caminata se va forjando el cuerpo poético, que sugiere imágenes improbables y transcendentes, que dilata el cuerpo en crisis que se adentra a las sombras buscando luz. Es todo un despertar desde una corporalidad in-betweenness: “danzar entre”, borrando las fronteras visibles e invisibles, ¡pero sin perder la conexión con el presente!

El arte de danzar debería invitarnos a tomar posición con respecto a las sombras de nuestro presente y, también, con nuestro tiempo-espacio. Vida y danza que cargan las angustias de las urgencias. Hay que conocer profundamente el cuerpo y tratar de actualizar sus motivaciones, oriundas de la tradición o del presente que nos atraviesa. Compartimos la bitácora de Ángela:4

Con los pies en la tierra recordamos a nuestros ancestros. Encima nuestro están nuestras creencias y dioses. Atrás nos sigue nuestro pasado y delante de nosotros se halla el presente y futuro. Conscientes de todo esto iniciamos el proceso vibrando, floreciendo, amando. Dos columnas de géneros opuestos se enfrentan. Vibran e irradian, ira, rabia, dolor, pasado…

Casi se termina el tiempo del refugio creador. Pasados cinco días esperamos que las memorias de las experiencias compartidas encarnen en cada cuerpo, amplificando las consignas, los desafíos, haciendo que el aprendizaje pase a ser procesado e incorporado por cada participante de aquí para adelante.

Luz propuso una acción en la plaza; y luego fuimos a leer a Giorgio Agamben cerca al riachuelo, escondidos en un valle de montañas. Tratamos de expandir nuestra presencia, salir del refugio protector de la sala de danza, amplificar la mirada, la escucha, el olfato, el tacto. De facto, el entorno de nuestra residencia inevitablemente nos proporcionó una gran cantidad de información. Salimos por la puerta rumbo a una investigación de “site specific5 como experiencia performática de lo inmediato. La propuesta de Luz: Intervenir sin interferir y luego confeccionar sus secuencias de danza, con todo lo que nos atravesó durante este paseo-expedición, que se extendió por toda la vuelta de la casa de Andahuaylillas que nos recibía. Un rastro de todo lo que fue percibido de las afueras, estimuló el surgimiento de nuevas grafías, secuencias de movimiento, conceptos, pistas musicales, objetos escénicos que fueran componiendo un circuito coreográfico, donde todos pudieran plasmar algo casi instantáneo.

Lejos de ser pasivo, el medio ambiente entra en una transacción con los humanos, una especie de rapto que va poco a poco secuestrando nuestra atención y convocando los sentidos a un estado de prontitud para responder a la infinidad de estímulos. Así cada artista-coreógrafo sintoniza con su ambiente de modo particular y colectivo al mismo tiempo. Más tarde les pedimos revisitar estas memorias en sus múltiples niveles (la arquitectura de Andahuaylillas, la comunidad, los visitantes, la imponente iglesia, su accesibilidad, los olores, texturas, perros, paredes, detalles etc.).

¡Memorias convertidas en diseño de una composición colectiva!

Reuniendo nuestras fuerzas seguimos finalmente a la última estación de nuestra residencia, como propuesta de cierre visitamos el centro arqueológico de Pikillaqta que está en el valle sur de Cusco. Por entre las ruinas nos movemos experimentando un cierto des-conforto desde nuestra pequeñez. No era tan sencillo “ganar el mundo”, trasladar los procedimientos escénicos compartidos durante la semana para este sitio específico, tan poderoso en su singularidad. Este hermoso par de fotografías del libro de Cecilia que nos sirvió de ejemplo para la composición de las escenas que fueran creadas en duplas y trabajadas a partir de una perspectiva que pretendía abrazar luz y sombra.

Observemos a los tres danzarines bajo la luz de sus identidades y luego amplificados por la magnitud de las sombras de sus “personajes enmascarados”. Desde estas dos fotos podemos señalizar nuestra mirada a las metamorfosis del cuerpo danzarín; que está siempre en busca de ser un canal capaz de ser habitado por el mundo circundante, sin perder la conexión con el reino inmaterial. Desde lo visible emergen las potencialidades antes ocultas, y cada danzarín, tradicional o contemporáneo, no importa, confrontará temores y convicciones al tratar de mantener viva la llama del danzante investigador.

Aquí vamos despidiéndonos. Cada cual deberá peregrinar su propio camino para danzar, pero no seguimos solitarios porque nos sabemos habitados por incontables influencias terrenales y divinas, que transforman a un hombre común en estrella danzarina, en cualquier lugar, en cualquier tiempo. Siempre coreografiando intempestivas bitácoras:

Puedo escribir los versos más tristes esta noche, escribir por ejemplo que la Residencia de Danza está llegando a su fin. Pero no, escribiré los versos más alegres, escribiré por ejemplo que somos un pretexto del curso del universo, somos el Pez Azul a punto de nacer.6

 

Cierre y continuidad. (Abigail Bravo)

La residencia de danza terminó dejándonos la placentera sensación de haber logrado más de lo esperado. Por un lado, presenciamos la transformación de un grupo de danzarines, en individuos capaces de transversalizar la danza, el ritual, el pasado y el presente; y por otro, presenciamos la consolidación de un grupo de amigos, que aún después de seis meses siguen encontrándose, comunicándose y asistiendo a las presentaciones de sus compañeros. Experiencias como estas demuestran que es posible encauzar el desarrollo de las artes en la región más allá de una perspectiva economicista, expresada en la formulación: producción, circulación y consumo, o de una perspectiva estadística enunciada en términos de: número de beneficiarios, número de elencos o número de presentaciones; pues lo más importante es que la práctica artística nos conduzca a la construcción de una sociedad humanística capaz de tomar las riendas de su futuro haciendo frente a los poderes omnímodos de un mundo mercantilizado.

Simone Mello:

Bailarina y Directora del Cuerpo Fluctuante de Cusco (Laboratorios Creativos para la Investigación de la Danza y Butoh). Con Maestría en Danza por Universidad Federal de Bahía-Brasil (2013), con Especialización en Estudios Contemporáneos del Cuerpo – Programa de Post-Grado en Danza por la Universidad Federal de Bahía-Brasil, 2007. Bachiller en Danza por la Universidad Paulista de Artes (São Paulo-Brasil- 1996). Creadora y directora del ”I y II Encuentro Internacional de Danza Infinita”, Cusco 2015/16. Tiene artículos publicados en el Guía de Arte de Lima y en la Revista Fluir de México, en la Revista Luli papeles en Movimiento.

Luz Marlene Gutiérrez Privat:

Coreógrafa, bailarina y docente en danza. Actualmente es directora artística del Conjunto Nacional de Folklore del Perú – Escuela Superior de Folklore José María Arguedas. Dirige el grupo de danza alternativa La Trenza. Realizó estudios en la ciudad de Barcelona – España sobre investigación del movimiento corporal desde la danza Butoh, así como de danza contemporánea y expresión corporal. Es autora de las obras Colores de la memoria, Pollera y Peregrinos del nevado, entre otras. Participó como representante de Perú en eventos como la Cumbre de Maestros de Danza (Colombia), el Festival de Danza Barcelona (España) y el Encuentro Coreográfico Binacional, durante cuatro años consecutivos (México, Venezuela, Colombia y Perú).

Abigail Bravo Paredes:

Gestora Cultural de la Sub Dirección de Industrias Culturales y Artes de la DDC – Cusco. Antropóloga de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco, con posgrado en Gestión Cultural: Recursos para la gestión y producción cultural de la Universidad Nacional de Córdoba. Realizó la investigación “La Colonización del Imaginario Indígena: Una interpretación del arte mural de la iglesia de Huaro”.

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1 Ramiro Noriega: “De la educación en artes y de cómo pasamos del siglo XX al XXI”, 2015.

2 Friedrich Wilhelm Nietzsche (Röcken, 15 de octubre de 1844-Weimar, 25 de agosto de 1900), filósofo, poeta, músico y filólogo alemán, considerado uno de los pensadores contemporáneos más influyentes del siglo XIX. Giorgio Agamben (Roma, 1942), filósofo italiano de renombre internacional.

3 Bitácora de Maribet Berrocal Orque y Gabriel Báez Figueroa

4 Bitácora de Ángela Puente Schreiber.

5 Los sites especifics – son una práctica de la danza contemporánea que nos pone tanto a los intérpretes como a los espectadores en situación de vivenciar una propuesta escénica que se sucede en espacios no convencionales, en sitios públicos y/o en lugares íntimos o domésticos.

6 Bitácora de Leonardo Otani Huamanguillas

 

Referencias Bibliográficas y Citas:

 NORIEGA, Ramiro: “De la educación en artes y de cómo pasamos del siglo XX al XXI”, 2015.

http://www.medicinayarte.com/img/agamben-giorgio-profanaciones1.pdf

https://etsamdoctorado.files.wordpress.com/2012/12/agamben-que-es-lo- contemporaneo.pdf

ENDO, Tadashi. ’’Tadashi Endo’s Danse’’, 2007.

MELLO, Simone. ‘’Fluctuaciones del Butoh en el cuerpo del artista que danza: Poéticas del mestizaje’’. Programa de Postgrado en Danza, UFBA, 2013.

Gutiérrez, Luz in Vaquero, de Javier “Cuerpos achorados”, Editado por: AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo) y Editorial Cornucopia, 2017.

Bitácora de Maribet Berrocal Orque y Gabriel Báez Figueroa Bitácora de Ángela Puente Schreiber.

Bitácora de Leonardo Otani Huamanguillas

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