Durante mis años en la universidad siempre he escuchado entre mis compañeros una constante preocupación que se vigoriza a medida que se acerca terroríficamente el último año de la carrera: ¿Se puede vivir de la literatura? ¿En qué voy a trabajar? ¿Qué les diré a mis padres o a mi familia cuando me pidan dinero para pagar el agua, el cable, la luz o el Internet? Peor aún, cómo crecer profesionalmente dentro del área de humanidades, y no solo vivir “de” la literatura sino además “para” la literatura. Soy Evelyn Huarcaya, y estoy en el último año de estudios en Literatura.
Por Evelyn Huarcaya Gutierrez.
¿Qué tan probable es para un egresado de Literatura conseguir un trabajo en su campo? Dos son las posturas que se desatan en torno a esta problemática: los que niegan rotundamente esta posibilidad y los que afirman fervorosamente que sí. La mayoría de los peruanos se encuentra en este primer grupo. Cuántos jóvenes estudiantes de Literatura han escuchado las típicas frases “te vas a morir de hambre” o “al menos serás un taxista culto”. Parte de lo que se afirma es cierto, en nuestro país no se toma en cuenta a la literatura y a las artes en general como parte fundamental de la sociedad, mucho menos como una actividad generadora de ingresos con impactos positivos.
Sin embargo, la información presentada por el INEI a través de la Encuesta Nacional de Hogares (2007-2013) manifiesta un incremento acumulado del gasto total en compra de libros, periódicos, revistas con fines de esparcimiento, diversión y cultura en un 34%. Esto significa que los peruanos invierten más que antaño en el consumo de productos del sector editorial destinado al esparcimiento cultural. Lo que refleja un crecimiento en la demanda de estos productos. Dentro de los cuales se encuentra la literatura o los textos de creación literaria. Asimismo, dentro del total de la cantidad de títulos registrados durante el 2013 (ver cuadro 1), según la agencia del ISBN (International Standard Book Number), la cantidad de títulos registrados sobre textos de creación literaria como cuentos, novelas, literatura infantil y poesía, manifiestan un incremento del 35.79% con respecto al año 2012 (ver cuadro 2). Esto también podría evidenciar un crecimiento de la oferta en obras de creación literaria.
Realmente son buenas noticias. Pero, ¿qué significado tiene esto para el profesional de Literatura? Pues que la industria editorial en los últimos años está generando un espacio propicio para la inserción del profesional de Literatura (como creador) al mercado laboral. Sin embargo, si bien aún son pocos los que pueden acceder propiamente a esta esfera de trabajo, este aspecto de por sí refleja un avance significativo para los jóvenes egresados de Literatura interesados en la escritura creativa.
Además de esta rama de trabajo, que no es la única en la que se puede desempeñar el profesional de Literatura, existen muchas otras maneras de vivir de y para la literatura.
Desde correctores de textos a gestores culturales
Otra de estas posibilidades de trabajo es la corrección de textos, son muchos los literatos que trabajan como correctores de estilo en casas editoriales o de manera independiente mediante páginas webs gestionadas por ellos mismos donde ofrecen sus servicios en la corrección de tesis, artículos, monografías, etc.
Otra manera en la que el literato puede desempeñarse en el ámbito profesional es la gestión cultural. Para ello, el egresado de Literatura tiene que complementar sus estudios con un diplomado o curso de especialización en gestión cultural. En el Perú son varias las universidades que ofrecen cursos especiales, diplomados o programas en gestión cultural. Entre ellas se encuentran la Pontificia Universidad Católica del Perú con una diplomatura en gestión de proyectos sociales, la Universidad San Martín de Porres con una maestría en gestión cultural con un enfoque vinculado al turismo, la Universidad Antonio Ruíz de Montoya con un diplomado en gestión cultural, el Centro de Estudios Toulouse Lautrec con talleres de diseño y gestión de eventos culturales, la Universidad Ricardo Palma con una maestría en gestión cultural, el Museo de Arte de Lima con un programa de capacitación en gestión cultural, entre otras instituciones de renombre. De esta manera, se puede trabajar en organismos gubernamentales o incluso en ONGs.
Otra forma de trabajo, más común o tradicional, pero no menos importante, es el ejercicio de la docencia en colegios de secundaria, centros preuniversitarios o centros de educación superior. Esta opción, generalmente está acompañada del ejercicio de la investigación o la crítica literaria.
En síntesis, son múltiples las oportunidades de trabajo en las que se puede desempeñar el egresado de Literatura a partir de las cuales se puede solventar de manera económica y generar ingresos para cubrir sus necesidades y aspiraciones. Asimismo, si queremos desechar aquellos prejuicios sobre la carrera de Literatura y su rentabilidad profesional tenemos la responsabilidad de seguir desarrollándonos en el ámbito profesional a través de cursos de especialización, programas complementarios u otros.
Prueba de lo que se puede lograr con pasión, desempeño y ganas de superación son Valeria Mesía, Lenin Solano y Edgar Álvarez, tres destacados profesionales egresados de la carrera de Literatura quienes nos cuentan desde su experiencia algunos elementos claves necesarios para el desarrollo profesional de la literatura en un ambiente actual de competitividad.
La Literatura me ha ofrecido grandes posibilidades laborales, económicas y de vida. Me contagió la pasión, me inculcó el juicio crítico y la curiosidad, valores que siempre procuro tener a mi lado en todo lo que hago y que me han dado enormes satisfacciones. Desde mi experiencia, le recomendaría al egresado de Literatura observar con atención y calma los emprendimientos que se están dando en el mundo de la Literatura y la Cultura, incluyendo las posibilidades en el entorno digital. Mantener el vínculo con la academia, regresar a ella y aportarle desde su experiencia apenas se pueda. Animarse a compartir ideas, necesitamos generar proyectos desde las nuevas generaciones que viven otro momento económico o que tienen otras posibilidades para vincularse.
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¿Vivir de la literatura, y vivir para la literatura, es posible un equilibrio? ¿Cómo, de qué formas, en qué condiciones?
Un librero en una cadena muy conocida escribe cuentos apenas llega a su casa, luego de la jornada laboral, y logra publicarlo varios años después. Una gestora cultural se dedica con éxito al comercio corporativo en el sector editorial y lo deja todo para aprender sobre gestión social y políticas culturales. Estas dos personas defendieron a la Literatura en todos estos puestos laborales que tuvieron, el tema económico, pues, siempre es un reto.
¿Qué le recomienda al egresado (profesional de literatura) para fortalecer su proyección profesional?
Observar con atención y calma los emprendimientos que se están dando en el mundo de la Literatura y la Cultura, incluyendo las posibilidades en el entorno digital. Mantener el vínculo con la academia, regresar a ella y aportarle desde su experiencia apenas se pueda. Animarse a compartir ideas, necesitamos generar proyectos desde las nuevas generaciones que viven otro momento económico o que tienen otras posibilidades para vincularse.
¿Qué impactos positivos tuvo en su vida estudiar Literatura?
La Literatura me contagió la pasión, me inculcó el juicio crítico y la curiosidad, valores que siempre procuro tener a mi lado en todo lo que hago y que me han dado enormes satisfacciones. La Literatura me ha ofrecido grandes posibilidades laborales, económicas y de vida.
La carrera de Literatura me ha dado una muy buena formación como profesional sobre todo por el nivel muy avanzado en cuanto a crítica literaria, teoría literaria, semiótica, retórica, e historia literaria. Todo eso hace que el estudiante de literatura tenga una muy buena preparación al final de la carrera, creo que para mí eso fue un aspecto positivo a pesar de todas las lecturas que muchas veces te van estresar, los trabajos que te van a dejar y la rigurosidad de los profesores, pero al final uno se da cuenta de que todo eso vale la pena. Desde mi experiencia como escritor peruano en el extranjero yo creo que lo principal en la carrera de Literatura es la constancia de querer lograr el objetivo, si tienes una meta tienes que continuarla. No hay excusa de que no hay dinero o no hay para estudiar afuera, existen muchas becas que uno simplemente podría ver en Internet, ir a las embajadas, o ver los intercambios que hay. Pero lo más importante es leer lo más que puedan para que puedan desenvolverse bien sea aquí o en el extranjero.
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¿Vivir de la literatura, y vivir para la literatura, es posible un equilibrio? ¿Cómo, de qué formas, en qué condiciones?
Creo que son dos preguntas muy disimiles, muy diferentes. El vivir para la literatura creo que eso lo tiene una persona desde la vocación, por vocación uno vive para la literatura en el sentido de que si no puedes mantenerte gracias a la literatura tienes un trabajo alterno que normalmente para los escritores es la educación y en los tiempos libres empiezas a crear. Es un poco difícil vivir de la literatura en Perú, primero por el problema editorial (hoy en día el problema editorial en Perú es más un negocio que una difusión), y segundo por el problema del lector aspecto que se da mucho a nivel de Latinoamérica en general; sin embargo, si uno ve el mercado europeo lo ve de una manera muy diferente, aquí si hay una costumbre de lectura, si subes al metro o al bus te vas a dar cuenta que la mitad de personas que están en el bus o en el metro están leyendo algo y en su mayoría son libros de bolsillo, por ahí una mayor recepción de la lectura. Vivir de la literatura y para la literatura es un largo camino que se da a través de la disciplina y la constancia.
¿Qué le recomienda al egresado (profesional de Literatura) para fortalecer su proyección profesional?
Esta pregunta es un poco más amplia. Cuando fui a San Marcos después de los dos años que estuve viviendo en Francia me topé con muchas sorpresas; por ejemplo, de la gente de mi base, seriamos unas cuarenta personas en total, solo dos ejercían la carrera. Todos los demás se cambiaron de carrera después de terminar literatura a derecho, bibliotecología, filosofía, psicología e incluso otros se dedicaron a trabajar en cosas muy diferentes que no tenían nada que ver con la carrera. Hubo si un grupo que se fue al campo educativo más no a la literatura en sí. Yo veo que lo principal es la constancia de querer lograr el objetivo. Cuando yo hablaba con la persona que sacaba las fotocopias, él me contaba que había una gran diferencia entre las carreras anteriores y las carreras actuales y esa era el problema de lectura. Los mismos estudiantes de Literatura ya no leían como antes. Incluso el problema de las fotocopias era que la gente ya no quería sacar los libros. Yo les decía bromeando que tal vez ahora estaban comprando los originales.
Bueno si tienes una meta tienes que continuarla. No hay excusa de que no hay dinero o no hay para estudiar afuera, existen muchas becas que uno simplemente podría ver en Internet, ir a las embajadas, ver los intercambios que hay, y siempre tratar de lograr el objetivo a pesar de que haya muchos postulantes para ello, ya que si uno quiere y ansía la carrera eso va a poder darse.
Les recomiendo leer lo más que puedan, que es lo principal porque cuando tú vas fuera es la preparación que tú has tenido lo que te da soporte para que puedas desenvolverte bien. Cuando estuve en mi primer año en Sorbona, me di cuenta de que mucho de lo que yo había hecho en la carrera de Literatura recién lo estaban haciendo allá, ósea que estábamos a un paso muy delante de lo que estaban haciendo los europeos en la maestría, por eso yo creo que San Marcos tiene una muy buena formación en tanto que literatura. El estudiante sale muy bien preparado solo hay que continuar leyendo lo que se nos da y también lo que nosotros queremos leer por nuestra parte, y luego aprovechar todo el sistema de becas. Aprovechar todo lo que pueda ayudar porque la carrera de Literatura no es tan rentable que digamos, ya ahí viene la constancia y el tesón del estudiante.
¿Qué impactos positivos tuvo en su vida estudiar Literatura?
Cuando ingrese a Literatura creo que lo hice como muchas personas que querían ser escritores, pero cuando uno llega a la carrera se da cuenta de que la carrera no te enseña a ser escritor, y que muchas de las lecturas que tú querías leer no las vas a seguir en la universidad ya que la formación es muy diferente. Sin embargo; la formación de literatura en San Marcos te da una muy buena formación como profesional, te forma muy bien, sobre todo porque tienes un nivel muy avanzado en cuanto a crítica, teoría literaria, semiótica, retórica, historia literaria, todo eso hace que el estudiante de Literatura tenga una muy buena preparación al final de la carrera, creo que para mí eso fue un aspecto positivo a pesar de todas las lecturas que muchas veces te van estresar, los trabajos que te van a dejar, y la rigurosidad de los profesores de San Marcos, pero al final uno se da cuenta que todo eso vale la pena.
Los estudios humanísticos siempre son necesarios, digamos que la demanda no aparece en los periódicos: “se necesita un escritor, se necesita esto o aquello”; pero, la demanda siempre está allí. Además, los estudios humanísticos son el fundamento para cualquier otra cosa que quieran hacer. En la actualidad inclusive es más viable poder vivir de la escritura porque si uno es escritor tiene más posibilidades de trabajar en las dos líneas como escritor y como profesor o investigador.
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¿Vivir de la literatura y vivir para la literatura, es posible un equilibrio? ¿Cómo, de qué formas, en qué condiciones?
Vivir de la literatura se puede interpretar como vivir de ser escritor, es decir la literatura como un ejercicio del arte verbal, el arte de crear literatura tal como lo hace un poeta, un narrador, un dramaturgo, etc. Cuando hablamos de vivir de la literatura vemos dos partes: el escritor o el artista y el que ejerce la docencia o la investigación. Entonces el escritor vive de su arte en el sentido que puede publicar o participar en concursos, y por otro lado, el docente o investigador a través de la universidad o de otras instituciones, ejerce su oficio ligado al estudio de la literatura. La universidad ha sido el espacio donde el escritor a veces coincidía con el docente o investigador. Tenemos casos de escritores que han enseñado en universidades, lo que les ha dado cierta estabilidad económica mientras su obra se mantenía o adquiría vuelo. Bajo estas dos funciones, al respecto de vivir de la literatura, yo creo que en la actualidad inclusive es más viable poder vivir de la escritura porque si uno es escritor tiene más posibilidades de trabajar en las dos líneas como escritor y como profesor o investigador.
En mi caso soy profesor, esta línea me permite vivir como cualquier otro oficio o como cualquier otro arte.
¿Qué le recomienda al egresado (profesional de Literatura) para fortalecer su proyección profesional?
Los estudios literarios y los estudios humanísticos en general, de cuando en cuando siempre se ponen en cuestión, sobre todo en el siglo XX. Se sabe que hay un predominio de las disciplinas técnicas económicas que redundan precisamente en la demanda de este tipo de estudios. Sin embargo pase lo que pase los estudios humanísticos siempre son necesarios, digamos que la demanda no aparece en los periódicos: “se necesita un escritor, se necesita esto o aquello”; pero, la demanda siempre está allí, así como hay leyes no escritas y leyes escritas. Una ley no escrita es que siempre habrá una demanda tanto de los artistas (escritor) como de los profesores que se dedican a estudiar el arte verbal.
Además, los estudios humanísticos son el fundamento para cualquier otra cosa que quieran hacer. Antes, por ejemplo, los estudios de humanidades eran la base para los estudios de derecho, Vargas Llosa y Bryce Echenique estudiaron primero letras y después derecho. Ósea que la gente estudiaba letras en general y después iba a las carreras prácticas, pero la carrera de letras era el fundamento de todo.
Entonces había abogados que eran muy cultivados y que después entraban al ejercicio del derecho. Con la profesionalización, los abogados y los médicos entran de frente a su profesión, pero ahora no tienen una base cultural, humanística o social, simplemente son técnicos de su especialidad.
En otras palabras, la formación humanística vale por sí misma, hay un mercado, una demanda y además es una línea de base para cualquier otra cosa que quieran hacer; si quieren ser políticos, tienen toda una base para ser políticos, si quieren ser periodistas, hay una base para ello, e inclusive si quieren ser empresarios porque digamos que uno aprende a manejar personas a través del arte de la retórica.
Cualquier disciplina universitaria nos entrena o nos debería entrenar en una serie de competencias, pero lo principal es resolver problemas e investigar cómo resolver problemas. Eso es lo que hace cualquier disciplina universitaria desde la ingeniería, la medicina hasta las humanidades. Entonces bajo este criterio, lo que los egresados deben aprender es precisamente a razonar en estos términos, y saber que lo que van a aprender no es solamente para aplicarlo en sus disciplinas sino que pueden abrir un campo a cualquier otra cosa según sus intereses.
¿Qué impactos positivos tuvo en su vida estudiar Literatura?
Bueno para empezar, yo estudie literatura y ahora me estoy dedicando a la docencia. Lo positivo para mí es hablar de cosas que me gustan, hacer las cosas que me gustan. Eso es más positivo inclusive con respecto a lo que me puedan pagar. Digamos que no me pagan mal, hago las cosas que me gustan en relación con los temas que me interesan, y otra cosa, hay una libertad que uno no tendría en otras áreas de trabajo, una libertad para investigar para preocuparte de temas ligados al arte y a la cultura en general que no tendría en otras disciplinas, en otras actividades. En dónde más podría hablar sobre arte que en un espacio como este, y eso para mí es más que gratificante. Yo debería más bien pagar a la universidad por eso (risas).
Por amor a los libros y al arte uno decide estudiar Literatura. El reto es grande. El éxito dependerá de la perseverancia, proyección y constancia del estudiante de Literatura. Sin embargo, los frutos son más grandes de lo que uno pueda imaginarse, ejemplo de ello es la experiencia de reconocidos egresados de la carrera de Literatura que triunfan en el Perú como en el exterior, hombres y mujeres que van empujando con su creatividad, la historia de las letras peruanas.