Graffiti, street art o arte urbano, sea cual fuere su denominación, hablamos en la actualidad de un modo de conceptualizar el arte dentro del espacio público. Ahora bien, ¿cuál sería esa forma de evidenciar los beneficios de este arte en la ciudad y en quienes vivimos en ella? Para encontrar más respuestas, presentamos una entrevista al reconocido artista urbano Joan Jiménez Suero (Entes). A continuación algunas de sus reflexiones más importantes sobre el desarrollo y la situación actual del street art en la realidad peruana y mundial, la iniciativa del festival “Latidoamericano” y el impacto del arte urbano en nuestra sociedad.
¿Cuál fue la propuesta visual que caracterizó a Latidoamericano durante el 2013?
Lo que primó dentro del festival era traer a los mejores representantes latinoamericanos del Street Art o grafiti; de esta forma, quisimos insertar como centro turístico (tal cual sucede en Buenos Aires, Valparaíso o Bogotá en este instante) a Lima. Entonces era pertinente hacer el festival en el Centro de Lima por esa misma razón. Lo visual, en definitiva, ya daba mucho de qué hablar puesto que eran los representantes latinoamericanos más importantes. Darles la oportunidad para que todos estén juntos significaba y significa un motor para ellos mismos, para representar a su país.
Cuéntanos sobre la democratización del arte: ¿Qué significa el valor de intervenir la ciudad visualmente como productor de esas imágenes? ¿Cómo se establece esta interrelación con la ciudadanía a través del arte?
En definitiva el grafiti o el Street Art están de la mano con la ciudadanía porque se pinta en las calles, en diferentes partes de la ciudad, en diferentes zonas del Perú. ¿Porqué tienen una relación instantánea y una cuestión de identificación con la sociedad?, porque la gente va tomando conciencia de lo que se está pintando en la ciudad y a través de eso, se identifican. Los personajes tienen parecidos a los seres que están caminando por ahí, al común denominador de la población.
Lo hablo por experiencia propia, he visto grupos de amigos que miran y dicen: “oye, tú te pareces a ese” o en todo caso “oye, mira se parece a tal”… y luego se dan cuenta de lo que está pasando en ese mural, van a preguntarse sobre los personajes y así se sienten identificados. Entonces, desde ese punto de vista, ya existe una cercanía con el ciudadano. Esa identificación es difícil de contrarrestarla.
¿Y qué gana Lima con el arte visual?
Gana un canal de turismo, por supuesto. ¿Y qué representa el grafiti internacionalmente? Un canal de turismo: tours internacionales, compradores de arte urbano, personas interesadas en el mercado artístico, etc. Por ejemplo, hay fotógrafos especialistas en arte urbano que cruzan las fronteras solo para tomar fotos de los murales.
En nuestro caso, Lima le cierra las puertas a esta oportunidad de turismo. Cuestión de ellos… Y ante todo esto, ¿qué significa para la población?, pues perder el miedo a entrar a una galería de arte. El arte no debe ser algo elitista; por eso pintamos en la calle para que haya una cercanía con el pueblo, para que no haya una brecha entre el arte y la ciudadanía. Es así cuando se genera un interés con el pueblo, se rompe ese lazo que impide que el pueblo reconozca el valor de la cultura en sus vidas. Es como apagar la tele a la hora que está dando Esto es Guerra.
Ahora, la gente también tiene una idea bastante vaga de lo que es un artista en general, menos de lo que es un artista visual, de lo que podría ser un artista visual urbano. Entonces, cuéntanos: ¿Quién está detrás de un mural?
Yo creo que es muy pobre el conocimiento que se tiene del arte urbano, tanto por los “entendidos” del arte como por la población más aún. Soy graduado de la escuela Corriente Alterna y pinto grafiti desde hace 17 años; entonces, eso quiere decir que 12 años de mi vida he sido autodidacta. Todos somos autodidactas con respecto al grafiti, algunos tienen nociones artísticas y otros no. Pero las nociones artísticas no son solo dadas en una escuela, sino también es la investigación y el estudio que uno pueda hacer particularmente para nutrir su obra desde el interés que cada uno tiene. Todos los artistas urbanos son gente joven que radica a partir de los quince hasta los cincuenta años. Hay gente que tiene sesenta y sigue pintando grafiti en Nueva York. A eso me refiero.
Estos artistas, como yo, viajan a festivales internacionales durante todo el año. Creo que hemos viajado más veces que Szyszlo a bienales internacionales y festivales en otros países, en nuestra corta edad, representando al Perú. Lastimosamente la sociedad y la prensa limeña solo se interesan por ciertos parámetros convencionales. Para la elite somos como “los grafiteros”, los “Basquiat” de la exposición. Somos los vaguitos que recogieron de la calle. Pero lo que ellos desconocen es que somos personas leídas, letradas, que estudiamos, que trabajamos día a día pues para nosotros esto es un trabajo así no tenga paga, así la paga solo sea el amor recibido de la gente y de la comunidad para decirte: “gracias por pintar esto” Esas son las cuestiones que se escuchan en la calle, es lo único que nosotros pedimos a cambio. No estamos pidiendo veinte mil dólares, estamos pidiendo gracias, y eso está bien.
Con respecto al arte visual urbano actualmente en el Perú ¿Cómo identifican la historia del arte visual de la calle en el Perú con respecto a otros referentes latinoamericanos como México?
El graffiti, en este instante a nivel mundial, está ocupando las grandes planas de los museos, llámese Tate Museum en Inglaterra, Moca de Los Ángeles, MoMa, entre otros, donde los galeristas, curadores internacionales y museólogos comienzan a adquirir obras de artistas de la calle, extranjeros y latinoamericanos. ¿Por qué sucede eso? porque dentro del grafiti la premisa se rige por el hecho de tener un estilo propio, eso significa hacer un estudio de lo que se está haciendo a nivel mundial para que luego puedas crear un estilo original – a menos que seas un erudito y hayas nacido sabiendo – que también los hay y tienen un estilo marcado desde ya. Lo que autentifica eso son las invitaciones a los eventos internacionales.
Entes y Pésimo ha sido invitado a participar, el próximo mes, en la Bienal Internacional de Grafiti de Sao Paulo, ¿qué significa eso?, que en Brasil tienen diez o quince años más de avance con respecto del Street Art y la valoración del mismo. El grafitero no es un vándalo, por el contrario es una persona que lleva el grafiti al lugar más recóndito tratando de crear una comunicación entre el ciudadano y la pared y a la vez una relación más cercana entre el ciudadano y el arte contemporáneo.
Ahora soy curador de una galería nueva que pertenece a una marca de ropa. Esta galería va a tener un line up en los próximos años enteramente para el graffiti y el Street art, ¿qué significa?, que autentifica una vez más lo que está sucediendo hace más de 5 años con nosotros a nivel internacional. El grafitero no es un vándalo, por el contrario es una persona que lleva el grafiti al lugar más recóndito tratando de crear una comunicación entre el ciudadano y la pared y a la vez una relación más cercana entre el ciudadano y el arte contemporáneo. Eso se va a ver reflejado en la galería también. Definitivamente va a ir la elite a comprar y a consumir arte y también van a estar las puertas abiertas para que vaya el pueblo a observar las obras de sus artistas preferidos.
Lo que nos cuenta más bien ratifica toda esta movida global de apropiación del arte visual de la calle y su revaloración económica, lo que sucede en nuestro país es todo lo contrario. Cuéntanos un poco qué es lo que ha sucedido con el tema del borrado sistemático de murales en el Centro de Lima por la actual gestión del alcalde.
El alcalde Castañeda decidió escudarse en el artículo que había creado la UNESCO en 1994 con respecto a que el Centro Histórico de Lima era patrimonio de la Humanidad. Cuando nosotros hicimos los eventos trabajamos a partir del mapa que había creado la UNESCO en el que se blindan ciertas partes del Centro y nosotros utilizamos las otras partes del Centro llámese espacio baldíos, estacionamientos, etc. El alcalde aprovechó este decreto para borrar y acribillar todas las obras de arte que se habían comenzado a trabajar desde hace 4 años con la gestión pasada la cual aperturó la cultura con el pueblo.
Ahora es una pena definitivamente que se hayan borrado tantos murales de gente que había pagado su pasaje para venir a la ciudad, para que la ciudad abrigue estos murales y ahora el alcalde, la persona que ha elegido el pueblo por convicción, supuestamente, le da la espalda a ese conocimiento de cultura, a la modernidad volviéndolo retrógrada, regresando a la época del ñangué.
Este hecho para mi realmente significa un impulso más para seguir generando, encontrando espacios en otras municipalidades, generando alianzas con el tren de Lima, con marcas internacionales como Red Bull para que nos apoye a hacer murales en Comas, en Villa María del Triunfo, en San Juan de Lurigancho, en el Rímac, en cualquier espacio sin temor y sin ningún miedo ya que el alcalde solo rige su estatuto en esta parte de Lima y no en la demás.
En líneas generales, ¿Cuál es el aporte de las artes visuales en la vida misma de la ciudad y de las personas?
Desde el inicio de los tiempos el arte siempre estuvo de la mano con la gente, siempre perteneció a la gente, era una medida, una forma de información. En este caso se está quitando esa información a la ciudad. Es importante para el ciudadano tener arte porque el arte es el alimento del alma, sino seguiremos siendo robots manejados como títeres por un alcalde.
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Cuéntanos sobre la curaduría del festival Latidoamericano en el año 2013.
La curaduría del 2013 estuvo hecha en conjunto con mi socio Pésimo. Ambos somos los curadores del evento. En el 2013 estuvo Inti, Saner, Sego y Obval, Paud de Chile, Fisek, Alan Ket y Phetus de Nueva York entre muchos más. Lo importante en ese año fue que la Gerencia de Cultura de la Municipalidad fue el coorganizador del evento.
¿Y cómo nace la idea para este proyecto?
El primer año de Latidoamericano se llamó Latir Latino. Eso fue durante el 2012 y se desarrollo en conjunto con la Municipalidad de Miraflores. La parte social del evento se hizo en los Barracones del Callao: en ese entonces tenía por nombre Latir Latino. Por nuestra parte, nosotros al solo tener esta especie de amor por traer a la gente la cultura, no vimos la parte legal de la situación y el coordinador de producción nos robó el nombre; en seguida se autentificó ante Indecopi y nos quitó los derechos del evento.
Luego, durante el 2013 decidimos hacer el proyecto en el Centro de Lima porque nos parece pertinente que el centro, siendo el motor de la ciudad en definitiva, sea el escenario donde toda la gente debería tener a mano el grafiti y sobre todo, la cultura. Por eso nos pareció oportuno hacerlo en el Centro debido a que hay tantas cocheras y espacios vacíos y aún más, no hay más que letreros que dicen “playa de estacionamiento”.
De esta manera, nos reunimos con la Municipalidad y ellos nos explicaron esta cuestión sobre el artículo de la UNESCO. En el artículo figura un mapa que muestra espacios vulnerables al acceso. Es por ello que nosotros coordinamos todos los eventos siguientes (desde el 2013 al 2014) a partir de ese mapa. Eso fue lo que se hizo durante esa gestión.
Y cuéntanos, ¿Cuál fue la propuesta visual que caracterizaba a Latidoamericano durante el 2013?
Lo que primó dentro del festival era traer a los mejores representantes latinoamericanos del Street Art o grafiti; de esta forma, quisimos insertar como centro turístico (tal cual sucede en Buenos Aires, Valparaíso o Bogotá en este instante) a Lima. Entonces era pertinente hacer el festival en el Centro de Lima por esa misma razón. Lo visual, en definitiva, ya daba mucho de qué hablar puesto que eran los representantes latinoamericanos más importantes. Darles la oportunidad para que todos estén juntos significaba y significa un motor para ellos mismos, para representar a su país. Es como que yo les dé la autoridad de representar a su país en un muro en Lima-Perú hablando sobre su país. Es eso.
Sobre la democratización del arte: ¿Qué significa el valor de intervenir la ciudad visualmente? Como productor de esas imágenes ¿Cómo se establece esta interrelación con la ciudadanía a través del arte?
En definitiva el grafiti o el Street Art están de la mano con la ciudadanía y el pueblo porque se pinta en las calles en diferentes partes de la ciudad, en diferentes zonas del Perú mismo. ¿Porqué tienen una relación instantánea y una cuestión de identificación con la sociedad?, porque la gente va tomando conciencia de lo que se está pintando en la ciudad y a través de eso, se identifican. Los personajes tienen parecidos a los seres que están caminando por ahí, al común denominador de la población.
Lo hablo por experiencia propia: amigos que andan y dicen: “oye, tú te pareces a ese” o en todo caso “oye, mira se parece a tal”… y luego se dan cuenta de lo que está pasando en ese mural, van a preguntarse qué están haciendo esos personajes y de inmediato, se sienten identificados. Entonces, desde ese punto de vista, ya existe una cercanía con el ciudadano. Esa identificación es difícil de contrarrestarla.
¿Y qué gana Lima con el arte visual?
Gana un canal de turismo, por supuesto. ¿Y qué representa el grafiti internacionalmente? Un canal de turismo: tours internacionales, compradores de arte urbano, personas interesadas en el mercado artístico, etc. Por ejemplo, hay fotógrafos especialistas en arte urbano que cruzan las fronteras solo para tomar fotos de los murales. En nuestro caso, Lima le cierra las puertas a esta oportunidad de turismo. Cuestión de ellos… Y ante todo esto, ¿qué significa para el pueblo?, pues perder el miedo a entrar a una galería de arte. El arte no debe ser algo elitista; por eso pintamos en la calle para que se tenga una cercanía con el pueblo, para que no haya una brecha entre el arte y la ciudadanía. Es así cuando se genera un interés con el pueblo, se rompe ese lazo que impide que el pueblo se culturice. Es como apagar la tele a la hora que está dando Esto es Guerra.
Ustedes como creadores, ¿cómo reciben esa comunicación? ¿Cuál es el nivel de interacción finalmente en el proceso de creación ya una vez que está la obra culminada?, y por último, ¿cómo es ese nivel de interacción con la ciudadanía que disfruta esa obra de arte?
La ciudadanía en las redes sociales (asidua a Facebook o a cualquier tipo de red social) muestra su aceptación mediante likes, mandan mensajes y comienzan a decirte:”oye tengo un muro en tal sitio quiero que lo pintes, quiero que me hagas este trabajo, quiero que vayas a pintar a tal sitio, por qué no vienen a Huánuco, por qué no van a Ayacucho…”. Aquí, comienza la interrelación más allá de un soporte, por ejemplo, la próxima semana tenemos una muralización en Pamplona organizada por nosotros mismos, entonces vamos y le damos al pueblo lo que nos piden.
Ahora, la gente también tiene una idea bastante vaga de lo que es un artista en general, menos de lo que es un artista visual, de lo que podría ser un artista visual urbano. Entonces, cuéntanos: ¿quién está detrás de un muro?
Yo creo que es muy pobre el conocimiento que se tiene del arte urbano, tanto por los “entendidos” del arte como por la población más aún. Soy graduado de la escuela Corriente Alterna y pinto grafiti hace 17 años; entonces, eso quiere decir que 12 años de mi vida he sido autodidacta. Todos somos autodidactas con respecto al grafiti, algunos tienen nociones artísticas y otros no. Pero las nociones artísticas no son solo dadas en una escuela, sino también es la investigación y el estudio que uno pueda hacer particularmente para nutrir su obra desde el interés que cada uno tiene. Todos los artistas urbanos son gente joven que radica a partir de los quince hasta los cincuenta años. Hay gente que tiene sesenta y sigue pintando grafiti en Nueva York. A eso me refiero.
Estos artistas, como yo, viajan a festivales internacionales durante todo el año. Creo que hemos viajado más veces que Szyszlo a bienales internacionales y festivales en otros países en nuestra corta edad representando al Perú. Lastimosamente la sociedad y la prensa limeña solo se interesan por ciertos parámetros convencionales. Para la elite somos como “los grafiteros”, los “Basquiat” de la exposición. Somos vaguitos que recogieron de la calle. Pero lo que ellos desconocen es que somos personas leídas, letradas, que estudiamos, que trabajamos día a día pues para nosotros esto es un trabajo así no tenga paga, así la paga solo sea el amor recibido de la gente y de la comunidad para decirte: “gracias por pintar esto” Esas son las cuestiones que se escuchan en la calle, es lo único que nosotros pedimos a cambio. No estamos pidiendo veinte mil dólares, estamos pidiendo gracias, y eso está bien.
Con respecto al arte visual urbano actualmente en el Perú ¿Cómo identifican la historia del arte visual de la calle en el Perú con respecto a otros referentes latinoamericanos como México?
El graffiti, en este instante a nivel mundial, está ocupando las grandes planas de los museos, llámese Tate Museum en Inglaterra, Moca de Los Ángeles, MoMa, entre otros, donde los galeristas, curadores internacionales y museólogos comienzan a adquirir obras de artistas de la calle, extranjeros y latinoamericanos, entre otros. ¿Por qué sucede eso? porque dentro del grafiti la premisa se rige por el hecho de tener un estilo propio, eso significa hacer un estudio de lo que se está haciendo a nivel mundial para que luego puedas crear un estilo original – a menos que seas un erudito y hayas nacido sabiendo – que también los hay y tienen un estilo marcado desde ya. Lo que autentifica eso son las invitaciones a los eventos internacionales.
Entes y Pésimo ha sido invitado a participar, el próximo mes, en la Bienal Internacional de Grafiti de Sao Paulo, ¿qué significa eso?, que en Brasil tienen diez o quince años más de avance con respecto del Street Art y la valoración del mismo.
Ahora soy curador de una galería nueva que pertenece a una marca de ropa. Esta galería va a tener un line up en los próximos años enteramente para el graffiti y el Street art, ¿qué significa?, que autentifica una vez más lo que está sucediendo hace más de 5 años con nosotros a nivel internacional. El grafitero no es un vándalo, por el contrario es una persona que lleva el grafiti al lugar más recóndito tratando de crear una comunicación entre el ciudadano y la pared y a la vez una relación más cercana entre el ciudadano y el arte contemporáneo. Eso se va a ver reflejado en la galería también. Definitivamente va a ir la elite a comprar y a consumir arte y también van a estar las puertas abiertas para que vaya el pueblo a observar las obras de sus artistas preferidos.
Lo que nos cuenta más bien ratifica toda esta movida global de apropiación del arte visual de la calle y su revaloración económica, lo que sucede en nuestro país es todo lo contrario. Cuéntanos un poco qué es lo que ha sucedido con el tema del borrado sistemático de murales en el Centro de Lima por la actual gestión del alcalde Castañeda.
El alcalde Castañeda decidió escudarse en el artículo que había creado la UNESCO en 1994 con respecto a que el Centro Histórico de Lima era patrimonio de la Humanidad. Cuando nosotros hicimos los eventos trabajamos a partir del mapa que había creado la UNESCO en el que se blindan ciertas partes del Centro y nosotros utilizamos las otras partes del Centro llámese espacio baldíos, estacionamientos, etc. El alcalde aprovechó el decreto que había escrito la UNESCO para borrar y acribillar todas las obras de arte que se habían comenzado a trabajar desde hace 4 años con la gestión pasada de la señora Susana Villarán, la cual aperturó la cultura con el pueblo.
Ahora es una pena definitivamente que se hayan borrado tantos murales de gente que había pagado su pasaje para venir a la ciudad, para que la ciudad abrigue estos murales y ahora el alcalde, la persona que ha elegido el pueblo por convicción, supuestamente, le da la espalda a ese conocimiento de cultura, a la modernidad volviéndolo retrógrada, regresando a la época del ñangué.
Este hecho para mí realmente significa un impulso más para seguir generando, encontrando espacios en otras municipalidades, generando alianzas con el tren de Lima, con marcas internacionales como Red Bull para que nos apoye a hacer murales en Comas, en Villa María del Triunfo, en San Juan de Lurigancho, en el Rímac, en cualquier espacio sin temor y sin ningún miedo ya que el alcalde solo rige su estatuto en esta parte de Lima y no en la demás.
Como limeño, ¿Cómo vives la ciudad? Digamos, en una ciudad como Lima que tiene los muros como una posibilidad para el arte.
Para mi Lima es mi motor, mi inspiración. Recuerdo que había momentos en los cuales yo solo iba al centro a pararme en la mitad de Abancay, podía estar ahí una hora, simplemente porque necesitaba esa parte de mi ciudad. Cuando estoy de viaje en Europa pintando por un montón de países donde hablan distintas lenguas, donde la comida ni siquiera tiene un ápice de sabor como la comida de aquí y lo único que quiero hacer es regresar a esta ciudad de mierda a amarla de nuevo, es una ciudad que amo y odio al mismo tiempo, una ciudad desgastada llena de espacios que podrían transformarse en las cosas más bellas del mundo.
Todo el rato miro y digo: “ahí podría entrar un personaje de esta forma, acá podría ver otro, este muro sería el indicado para tal persona, manya no me había percatado de ese muro” y un montón de cosas que genera la misma ciudad.