María Teresa Burga Ruíz (Iquitos, 1935), una de nuestras más importantes representantes del arte peruano en la actualidad, ha sido distinguida como Personalidad Meritoria de la Cultura Peruana 2016, distinción otorgada por el Estado peruano a través del Ministerio de Cultura. La complejidad de abordar las propuestas de la artista visual Teresa Burga nos convocó a redescubrirla y pensarla a través de la voz de uno de sus principales investigadores, Miguel A. López (Lima, 1983), quien nos brindó las siguientes reflexiones en el marco de la exposición “Teresa Burga. Estructuras de aire” realizada recientemente en el MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires).

Entrevista por Fiorella López

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Foto: Daniela Morales Lisac

El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) inauguró la exposición “Teresa Burga. Estructuras de aire”, el 23 de julio de 2015, bajo la curaduría de Miguel A. López y Agustín Pérez Rubio, en el marco de una programación que durará tres años y que tiene por objetivo poner en valor la producción de artistas latinoamericanas que no han tenido el debido reconocimiento en su época y en la historiografía del arte global. La mencionada exposición reunió la obra experimental de Teresa Burga, una mujer artista peruana considerada en la actualidad y a nivel internacional como una de las figuras más prominentes del arte contemporáneo.

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La artista Teresa Burga junto al libro editado por el MALBA
Foto: Miguel A. López

La muestra estuvo compuesta por dos instalaciones emblemáticas, concebidas originalmente en 1970:Estructuras de aire y Obra que desaparece cuando el espectador trata de acercarse, incluyendo además una serie de piezas sobre papel que constituyen un conjunto de diagramas e instrucciones para performance e instalaciones, realizadas por la artista en Chicago, Hamburgo y Lima, entre los años 60 y 70. Junto con la exposición, el MALBA ha publicado un catálogo de 244 páginas que, al igual que la muestra, ha estado centrada en los aspectos más tecnológicos y conceptuales de la obra de Burga. Esta publicación busca leer su trabajo en su interrelación con diferentes disciplinas tales como la arquitectura, la medicina, la semiótica o las ciencias socials, y la intentan situar a su vez en la historiografía local y latinoamericana. Editada por Miguel A. López y Agustín Pérez Rubio, curadores de la exposición, es la publicación más exhaustiva sobre el trabajo de Teresa Burga realizada hasta el momento actual.

Miguel A. López es también uno de los principales investigadores de la obra de Burga desde hace casi diez años. Junto a Emilio Tarazona, fue co-curador de su retrospectiva en 2010, y desde entonces López ha desarrollado un importante trabajo de escritura, reflexión y revalorización del trabajo de la artista. Habiendo alcanzado una progresiva notoriedad, la trayectoria hasta ahora oculta de esta artista comienza a alcanzar mayores niveles de visibilidad y a interpelar a una historiografía dominante, cuya escena artística ha sido principalmente masculina. Sin embargo, debido a la falta de visibilidad, su trabajo en Perú sigue siendo aún escasamente conocido y valorado. López, actualmente Curador jefe de TEOR/éTica, una institución de arte contemporáneo en San José (Costa Rica), nos cuenta sobre las posibilidades que ofrece la obra de Teresa Burga para brindar nuevas lecturas sobre la historia social del Perú y su relevancia para la historia del arte contemporáneo.

¿Cómo surge la idea de armar esta exposición junto con Agustín Pérez Rubio en Argentina, una de las pocas ciudades latinoamericanas en las que ha sido expuesta la obra de Teresa Burga?

La exposición surgió de un interés común por la obra de Teresa y la intención de situarla en un diálogo con el arte internacional de sus coétaneos y de generaciones más jóvenes. Nos parecía pertinente su exhibición en Buenos Aires porque en esa ciudad, durante los años 60 y 70, se generó el auge del llamado ‘arte de sistemas’, que eran básicamente propuestas de arte conceptual en diálogo con los sistemas de información, el lenguaje y la ciencia, muchas de ellas respondiendo a situaciones de convulsión social y política. Para Agustín y para mí era claro que si bien Burga no estuvo conectada de forma directa con esa escena argentina, su obra formulaba un diálogo y, al mismo tiempo, una interpelación a esa misma estética. Sus obras y proyectos de esos años usan las formas de la arquitectura y la ingeniería, desarrollando propuestas de instalaciones con un fuerte uso de la tecnología, obras procesuales con luces y sensores que demandaban la participación del espcectador para existir. Se trata de piezas que incluso ella no pudo desarrollar en aquel momento porque no tenía acceso a todos esos materiales y equipos.

Fue justamente esta obra experimental temprana la que decidimos exhibir, las cuales fueron realizadas entre Chicago, Hamburgo y Lima, en el proceso que va de los estudios de posgrado que realiza Teresa en Estados Unidos, el tiempo que pasa visitando a su hermana a Alemania y su retorno a Lima en medio del régimen militar del gobierno de Velasco. Al hacer la lista de estas obras, la mayoría realizadas a modo de esquemas con tinta sobre papel, nos dimos cuenta también de que iba a ser la primera vez en reunirse todas en un solo espacio. Y esto era así porque su aparición fue gradual, ya que por mucho tiempo la gran mayoría de estas piezas estuvieron extraviadas en la casa y en los archivos de la propia artista. También decidimos rehacer dos de estas ambientaciones concebidas en 1970, más aún dado que el MALBA había adquirido una de las piezas más importantes de esa serie titulada Estructuras de aire. Esta pieza consistía en una habitación donde el espectador entraba a oscuras y en su desplazamiento iba percibiendo’ dos esculturas invisibles hechas de aire. Evidentemente, al contacto con el cuerpo del espectador, estas esculturas perdían su forma y terminaban por deshacerse. La segunda se titula “Obra que desaparece cuando el espectador trata de acercarse” y consistía en un panel de luces de colores al final de un corredor largo. El visitante tenía que caminar por ese pasillo y, en su desplazamiento, distintos grupos de focos se iban apagando hasta quedarse a oscuras antes de poder llegar a la escultura. Ambas obras era reflexiones lúdicas e irónicas sobre lo que entonces se llamó la “desmaterialización de la obra”. A Teresa le interesaba investigar las posibilidades del arte de existir ya no como ‘objeto’ sino como experiencia, proceso, reflexión o idea.

Adicionalmente, para Agustín resultaba decisivo poner el acento en este conjunto específico de obras porque le interesaba replantar las expectativas que se tienen al momento de hablar de arte de mujeres y luchas feministas. Frente a las imposiciones sociales que aún hoy señalan que la ciencia y la tecnología son ámbitos reservados para el quehacer masculino, los aparatos y diseños de ambientaciones de Teresa se posicionan como un desafío frente a esos órdenes patriarcales. Lo que le interesaba a Agustín, y a mí también, era pensar cómo se plantearon posiciones de lucha en el arte de artistas mujeres que no necesariamente incidían en la iconografía del cuerpo sexuado o en la politización de lo doméstico o lo femenino. Nos interesaba enfatizar cómo la ocupación de roles así como el uso de determinados lenguajes que eran poco accesibles o estaban simbólicamente vedados para las mujeres implicaban actitudes de desobediencia frente a la hegemonía masculina. En ese sentido, la exposición era también una pregunta por esas otras direcciones estéticas que podían tomar las preocupaciones y luchas políticas de las mujeres y desde los lugares del feminismo.

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Miguel A. López y Agustín Pérez Rubio, curadores de la exposición, junto a Teresa Burga, frente a Obra que desaparece cuando el espectador trata de acercarse (1970). Foto: Guyot / Mendoza

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Teresa Burga. Boceto para Autorretrato. Estructura. Informe. 9.6.72
Tinta y fotografía sobre papel, 21 x 29 cm.
Cortesía de la artista y de la galería Barbara Thumm, Berlín

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Estructura Propuesta Sonido, ca. 1970-1980
Tinta sobre papel, 21 x 29,7 cm.
Colección particular

¿Qué significado e importancia tiene el libro que acaban de publicar, no solo a nivel personal, sino también para la historiografía del arte peruano?

 Como un complemento a la exposición, Agustín Pérez Rubio y yo editamos un libro monográfico sobre la obra de Teresa Burga que abarca casi seis décadas de producción, el cual es la publicación más exhaustiva sobre su trabajo que existe al día de hoy. El libro busca pensar transversalmente la obra de Teresa desde el uso que ella hace de los ‘esquemas’ y las ‘estructuras’ como una forma de interpretar y traducir la realidad, eso incluye planos e instrucciones, imágenes en serie, dibujos donde mide las dimensiones y el tiempo de lo representado, informes, máquinas imposibles, entre otros. El libro de 244 páginas incluye tres ensayos nuevos (uno de Agustín, uno mío y uno de la historiadora Dorota Biczel), una entrevista reciente con la autora, numerosas reproducciones y un conjunto de documentos (artículos de prensa, textos inéditos de Teresa, entrevistas sobre sus exposiciones de los años 70 y 80, correspondencia personal con Juan Acha, etc.), los cuales ofrecen materiales de trabajo a futuros investigadores.

Yo quisiera resaltar la decisión del MALBA de invertir recursos y esfuerzos en editar un libro de estas características porque da cuenta de su apuesta por la relevancia y el aporte del trabajo de Teresa, no solo para el arte latinoamericano sino global. Este es uno de los libros monográficos más contundentes que sobre un artista peruano se haya publicado en un museo extranjero en los últimos años, tanto por su aspiración ensayística y analítica como por su volumen. Algo comparable para mi sería el notable libro sobre la obra de Fernando Bryce editado hace una década por la Fundación Tapies de Barcelona, que incluía ensayos de Rodrigo Quijano, Gustavo Buntinx y Kevin Power.

Para la historiografía del arte peruano este libro es importante porque recoge muchos materiales que no se habían publicado anteriormente, enfatizando las preocupaciones de Teresa en torno al lenguaje, la condición social de la mujer, las imágenes de la cultura popular, entre otros, permitiendo leer varios momentos de la historia social del Perú desde nuevas posiciones. Es también relevante porque pone al alcance imágenes de muchas obras que hoy están formado parte de numerosas colecciones en el extranjero y que va a ser muy difícil volver a ver en el país. Finalmente, desde la opinión de una persona como yo que ama los libros, el cuidado y el acabado de esta publicación es un ejemplo de lo que implica hacer un libro no solo por el amor y la admiración que sientes por la obra de una artista a la que estás estudiando sino, además, porque deseas rabiosamente posicionar esa producción artística en condiciones de igualdad en un sistema del arte global que habitualmente tiene a los centros metropolitanos europeos y norteamericano haciendo uso de todos sus recursos económicos para que sus prácticas locales sean marcos de referencia global. Y una de las formas de disputar esa hegemonía, de confrontar esa geografía de desigualdades, es generar publicaciones que de solo verlas y leerlas te queda claro que se trata de una obra que nos está hablando desde el futuro. Evidentemente, no es la única forma de entablar esa batalla, pero hacer libros para mí significa ingresar a ese espacio de disputa intelectual y política. Creo que Agustín lo supo percibir también así y la decisión de hacer este libro fue una apuesta plena por el trabajo de Teresa, por decir que creemos que su obra va a llegar aún más lejos y va a decir todavía mucho más de lo que hoy imaginamos.

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Libro “Teresa Burga. Estructuras de aire. Structures of Air”, pp. 56-57
Imagen reproducida: Prismas (1968), de la Colección de Arte Contemporáneo del Museo de Arte de Lima. Foto: Cortesía MALBA

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Libro “Teresa Burga. Estructuras de aire. Structures of Air”, pp. 140-141
Imágenes reproducidas: Autorretrato. Estructura. Informe. 9.6.72 (1972), de la Colección de M HKA, Amberes. Foto: Cortesía MALBA

Actualmente el trabajo de Teresa Burga recibe cada vez un mayor reconocimiento, sobre todo a nivel internacional ¿Podrias realizar un balance personal sobre estos diez años de investigación alrededor de su obra?

Un primer momento de la recuperación de la obra de Teresa fue la exposición La Persistencia de lo efímero. Orígenes del no-objetualismo peruano: ambientaciones / happenings / arte conceptual (1965-1975) que se presentó en el Centro Cultural de España de Lima en 2007, bajo una curaduría realizada junto al investigador Emilio Tarazona. Ese proyecto lo empezamos en 2005 y es impresionante ver que han pasado ya más de 10 años: una década que también marca el trayecto de una amistad personal y un marco de confianza que solo ha ido estrechándose. En esa primera exposición el trabajo de Teresa tuvo un importante pero todavía tímido nivel de visibilidad local. Fue recién en 2010, cuando Tarazona y yo organizamos su exposición retrospectiva, en la sala pequeña del ICPNA de Miraflores y en el ICPNA de San Miguel, que su trabajo atrajo la atención de curadores locales e internacionales. Recuerdo incluso que en ese momento fue difícil convencer al ICPNA de que nos den la sala principal, la sala grande del distrito de Miraflores. De hecho, no nos la dieron. Fue imposible argumentar que la obra de Teresa podía tener algún valor más allá de su significado para el arte local. Estabamos frente a una obra de la cual se conocía poco y de la que no se había visto prácticamente nada desde inicios de los años 80. Pese a ello, la exposición resultó muy bien con mucho compromiso por parte del ICPNA. Fue impactante incluso para nosotros: más del 50% de esa exposición eran obras, proyectos y dibujos que nunca habían sido exhibidas en Lima, que se habían mantenido cubiertos de polvo en su ropero y en cajas de cartón debajo de su cama ¡Era realmente descubrir una artista nueva! Y creo que esa impresión fue compartida por muchos. La omisión de esas obras resultaba al mismo tiempo reveladora para pensar cómo los contextos sociales habían impactado en las políticas de exhibición, qué era lo que había sido privilegiado y qué es lo que había sido descartado y bajo qué criterios. Ello significaba entrar a los modos en los que se había escrito la historia del arte desde la puerta de atrás. En ese sentido, creo que el mejor producto fue el libro que incluyó dos ensayos, documentos y numerosas imágenes, con el diseño impecable de Juan Salas. Luego de esa exposición varias obras conceptuales de los años 70 fueron adquiridas por el Museo de Arte de Lima para su colección de arte contemporáneo.

Al año siguiente, una versión ampliada de esa exposición viajó al Württembergischer Kunstverein de Stuttgart, Alemania, con la curaduría adicional de Dorota Biczel. Fue emocionante hacer y luego disfrutar la propia exposición, fue casi tres o cuatro veces el volumen de obras exhibidas en Lima. Teresa nunca había visto su obra reunida en 12 enormes salas, y se trataba de una de las instituciones de arte contemporáneo más arriesgadas de Europa en el momento actual. Aquella exposición atrajo muchísimo interés y fue reseñada por varias revistas internacionales, fascinadas muchas de ellas por la sofisticación y sencillez en que la artista traducía la realidad a través de esculturas, dibujos e instalaciones. A Teresa la invitaron a incorporarse en la galería Barbara Thumm de Berlín y empezó también a ser incluída en Bienales como la de Estambul en 2011 o la más reciente de Venecia en 2015.

Hoy su obra forma parte de colecciones relevantes como el M HKA de Amberes, el PAMM de Miami, el Museo Ludwig de Colonia, el Art Institute de Chicago, el MALBA de Buenos Aires, entre otros. Recientemente, uno de los curadores de la Documenta –el evento de arte contemporáneo más importante del mundo que acontece cada cuatro años– viajó a Lima solo para visitar a Teresa y conocer de cerca su trabajo. En tan solo seis años, su trabajo cambió de ser mínimamente conocido en Lima a ser una de las producciones internacionales más apreciadas y solicitadas, destacada por la manera en la cual ella construyó un espacio propio de enunciación desde su condición de artista mujer desde los años 60. Más aún, aquellos proyectos que fueron totalmente incomprendidos y ridiculizados en el momento de su produccción, se revelan hoy con una vigencia sorprendente.

Ya a nivel personal te diría que lo más emocionante para mi ha sido ver como todo este trabajo de recuperación histórica de su obra encendió nuevamente el deseo creativo de Teresa. Desde 2012, inmediatamente después de la gran exposición en Alemania, ella empezó a dibujar otra vez. Hoy, a sus 80 años, Teresa no tiene planes de parar.

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Sin Título (Brigitte Hagenmeyer, 1977), 2014
Lápiz y marcador sobre papel. Díptico.
29.7 x 21 cm.; 29.7 x 21 cm.
Cortesía de la artista y de la galería Barbara Thumm, Berlín

¿Cuáles son los proyectos que tienes planeado desarrollar más adelante junto a Teresa?

Hay más proyectos con Teresa. La tercera semana de abril presentamos en Bisagra (un espacio de arte que tenemos varios amigos en Lima) una exposición-homenaje dedicado a Teresa. Hemos invitado a artistas locales de distintas generaciones a realizar dibujos a partir de una conversación telefónica que establezcan con ella, y escribir allí el tiempo y días exactos de su producción. La idea es replicar los procesos propios del arte conceptual que ella desarrolló desde los años 60. ¡Teresa hizo en 1969 una pieza de arte por teléfono! Y además emular la estrategia obsesiva e irónica de observación del tiempo que ella empleó en toda su obra. Desde Bisagra queremos rendir un merecido reconocimiento a una artista que nunca tuvo miedo de salirse de las convenciones tradicionales, yendo en contra de todo dogmático estético. Eso es algo que admiramos de ella: sus maneras osadas y vitales de entender el arte, y es lo que puede legar a las nuevas generaciones.

Adicionalmente, este año voy a presentar una selección de sus dibujos recientes en una exposición que estoy co-curando titulada “A Kingdom of Hours” en Gasworks, en Londres, que inaugura este 22 de junio. El próximo año, una de sus instalaciones más importantes, Autorretrato. Estructura. Informe. 6.9.72 (1972), se va a presentar en la exposición “El cuerpo político. Mujeres radicales en el arte de América Latina, 1960-1985” curada por Cecilia Fajardo Hill y Andrea Giunta en el Hammer Museum de Los Angeles, en la cual también estuve colaborando. Esta exposición es una ambiciosa muestra que revisa la contribución histórica de las mujeres y propone, desde ese lugar, una necesaria y urgente reescritura del arte de América Latina.

 Documentación sobre la artista: 

– Presentación audiovisual de la obra de Teresa Burga exhibida en el MALBA ‘Estructuras de aire’.
Conversatorio con Teresa Burga. ‘Algunos ejemplos de estructuras posibles’.
Entrevista a Teresa Burga sobre ‘Perfil de la mujer peruana (1980-1981)’ en la Sala de Arte Público Siqueiros.
Artículo de Dorota Biczel, “Palabras generativas y cuerpos subyugados en las ´propuestas´ de Teresa Burga 1969-1971”.

Sobre el libro Estructuras de Aire:

La presentación del libro en Lima se llevará a cabo el 22 de abril en el marco de la feria PArC (Perú Arte Contemporáneo) con la participación de Natalia Majluf, Miguel A. López, Agustín Pérez Rubio y la artista Teresa Burga.

Ficha Técnica
Número de páginas: 244
Tamaño: 29 x 23 cm.
Presentación: Tapa dura
Edición bilingüe inglés-español

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